La joven Jedi Alex Danvers corría rápidamente por los pasillos del templo Jedi en el cual se había criado, no podía creer lo que su maestro le dijo, no podía ser cierto.
-¡Maestra Danvers!- escucho la pequeña voz de una niña, cuando Alex volteo su cabeza la reconoció, era Ruby, la hija de su casi hermana Sam.
-Ruby...- sintió como su corazón se apretaba, la niña tenía un terrible miedo en sus ojos.
-la maestra... La maestra Maggie... Ella- dijo mientras las lágrimas corrían por sus ojos, solo con ver el terror en la pequeña pudo entender algo, la mujer que amaba hizo algo terrible.
-Está bien, pequeña... Ve y busca a la maestra Grant, ella está con los otros Padawan's- la pequeña asintió y luego fue rápidamente hacia donde Alex había llegado.
Solo después de que Ruby se marchara, permitió que el dolor la invadiera, aunque fuera solo por unos minutos.
Maggie, el amor de su vida, Maggie, quien fue la que la ayudó en sus momentos más difíciles, Maggie se había unido al lado oscuro, fue capaz de enfrentarse a Sam y Kara, dejándolas gravemente heridas, el lado oscuro la consumió... Y Alex no sabía si podría devolverla al lado luminoso.
A pesar de ser dos Jedi, entrenadas desde pequeñas, se habían enamorado, en la orden estaba completamente prohibido cualquier apego al mundo natural, por lo que jamás dijeron nada sobre su relación, hasta que Kara y Sam las encontraron y estuvieron de acuerdo, para felicidad de las dos.
Hace tan solo dos meses se habían casado, con Kara y Sam como testigos oficiales. También recordaba el día en el cual Sam les había contado sobre su embarazo, estaba tan asustada, todas estaban asustadas, claro esta que la maestra Grant se había enterado en menos de nada, ella prometió explicarle al consejo lo mejor posible, ya que por suerte o desgracia, los Jedi no prohibían el tener hijos.
Después de armarse de valor, Alex respiro profundamente y se dirigió hacia donde estaba Maggie, era el antiguo salón donde se reunían en las noches.
-Sabía que vendrías- dijo una voz rasposa, para nada igual a la suave y siempre amigable de su esposa.
A pesar de no quererlo, Alex se obligo a mirar a su esposa o lo que quedaba de ella, todo en ella era lo mismo de siempre, solo dos cosas habían cambiado, sus típicas ropas blancas y sus ojos marrones suaves, fueron cambiados por una túnica negra y ojos de color amarillo Sith.
-Maggie... Tu no eres así- Murmuró Alex mientras se acercaba lentamente a ella.
-te equivocas querida esposa, siempre hubo algo dentro de mí, que ahora despertó, mi maestra me abrió los ojos a posibilidades infinitas- dijo mientras se quitaba la capa y tomaba su sable de luz.
-No quiero hacerte daño... De verdad que no- Alex negó con la cabeza, sabía que por lo menos Lena y Winn le tendrían piedad a Maggie si se daba un juicio.
-yo tampoco, mi amada esposa, únete a mi, ya viste lo que es capaz de hacer el lado oscuro si te unes a el- dijo Maggie, por un momentos sus ojos parecieron suplicantes.
Alex entendió todo con esas palabras -sí, lo sé, y por eso debo detenerte- dijo para luego quitarse su propia capa, tomar su sable de luz y encenderlo, dejando ver un hermoso color azul cielo.
-entonces ya decidiste... - Maggie encendió su propio sable,el hermoso amarillo brillante se había convertido en un rojo carmesí.
Las dos empezaron a caminar en círculos, esperando a que la otra atacara primero, finalmente, Alex fue la primera en atacar, en todo el lugar se escucharon los sonidos de los choques de las dos espadas, mientras las dos duelistas atacaban con intención de incapacitar a su oponente.
En el momento en el que las dos chocaron sus sables y tuvieron una pelea de fuerza para empujar el sabale de la otra y así tener una oportunidad de ataque, Alex sintió algo, una profunda duda en el corazón de su amada.
Alex podría aprovechar esa duda y atacar, así acabando con el combate, pero también podría tomar esa duda para devolver a la luz a Maggie, ¿ahora que se suponía que debía hacer?.
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One-shot Supergirl
AcakDiferentes historias sobre parejas pertenecientes al grupo LGBT. Se pueden hacer pedidos.