—Mírate—le espetó Stark, señalando a Steve mientras el rubio se asomaba a la ciudad a través de las cristaleras, con los brazos cruzados y los músculos marcándose contra la camiseta ajustada—. Sigues tan joven como siempre. Cualquier día me dejarás por algún muchachito sensual.
Rogers, que hasta ese momento había observado serio y distraídamente la ciudad, dejó escapar una pequeña risa, agachando la cabeza y negando un par de veces antes de mirarle.
—No digas tonterías, Tony.
—No es ninguna tontería. Mírame. Y mírate a ti.Steve echó un vistazo a su pareja. A sus sesenta y cuatro años, Stark tenía todo el cabello canoso, asomando un par de entradas en su cabeza, y una muy cuidada barba gris decoraba su rostro.
Las marcas de expresión estaban más pronunciadas que seis años atrás, y si bien había empleado parte de su fortuna en cirugías estéticas de rejuvenecimiento, así como llevar una vida sana de dietas saludables y ejercicio, la edad era algo que no perdonaba a nadie.
A nadie salvo al Capitán América.
—Te lo he dicho mil veces, Tony. Te quiero tal cual eres. No me importan los años que tengas ni lo viejo que seas. Siempre voy a estar contigo.
—Hasta que empiece con la disfunción eréctil.
—Tony...
—Y la próstata.
—Tony...
—Y los problemas de memoria.
—Pero Tony...
—¿Quién es Tony?
—¡No digas tonterías!
—Y estoy a punto de jubilarme como Iron-Man. ¿Vas a quedarte solo?
—Nat y Clint aún pueden dar bastante guerra—le recordó—. Y no te olvides de Peter y Wade. No se preocupe, señor Stark, que el mundo estará a salvo aunque usted se retire a darle de comer a las palomas en Central Park.Se rió mientras Tony hacía el amago de darle una colleja.
El ascensor se abrió, y Lucas apareció en el hogar. Llevaba consigo la mochila del instituto, colgada de un hombro.
El que fuera un pequeño bebé abandonado a las puertas de la Torre Stark se había convertido en un chico de dieciséis años atlético, inteligente y brillante, que tenía todas las papeletas para continuar el legado de Industrias Stark, así como del nombre de Iron-Man.
ESTÁS LEYENDO
El hijo de Tony Stark
Fiksi PenggemarEn la que Tony Stark recibe el regalo anónimo más raro y frágil que le hayan hecho nunca: un bebé. Su bebé.