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( 2012 )

JeongGuk salió de casa con los ojos llenos de lágrimas y en compañía de poco más que su mochila, su gorra de visera plana y los pensamientos más sombríos que había explorado hasta el momento. El pecho le pesaba como una pesada roca de acero, pero no pensaba en eso en aquel momento. Tenía más presente el hecho de que sus padres le hubieran echado de casa a gritos y amenazas, sus sueños cayéndose a pedazos en lo más profundo de su cambiante autoestima.

Inhaló aire con fuerza, el viento helado de Waterville le congeló el cerebro por poco mientras sus manos se aferraban con fuerza a las correas de la mochila maltratada por el tiempo y su uso como pelota de fútbol cuando JeongGuk perdía entretención alguna. Sus piernas temblaban al momento de cruzar la cuadra para salir de la villa 'privada' donde vivía, tenía la gorra encajado hasta las orejas para que sus ojeras profundas e hinchadas, oscuras, ni sus lágrimas ni sus ojos inyectados en sangre, se vieran. No. Tenía vergüenza de ellos, de lo expresivos que podían llegar a ser.

Había aprendido con el tiempo, erróneamente, que expresar emociones era debilidad. Era el corroerse por un millar de sensaciones que no correspondían a su edad, potentes, negativas. ¿No se suponía que los quince años era la edad de oro? Sorbió su nariz, cabeza gacha, pasos arrastrados.

No tenía dónde caer muerto en aquel momento, ningún lugar. Ése mismo día había terminado con Sam, y Olivia estaba esparciendo imágenes suyas por el pueblo, para dejarlo en vergüenza porque estaba de parte de Sam. Ni siquiera tenía que estar 'de parte de alguien', en primer lugar, pero minutos antes de que su madre entrara gritando a su pieza, la foto había llegado a su desgastado móvil.

Suspiró en un intento fallido por aliviar su pecho, pero el aliento simplemente salió tembloroso mientras las lágrimas emanaban como un fluido caudal de sus orbes profundas de madretierra. Sacó su teléfono móvil del bolsillo de su sudadera negra excesivamente grande, y marcó el número de teléfono de su mejor amigo, ¡ojalá siguiera siendo su mejor amigo! Confiaba en él, pero también estaba seguro de que la foto había llegado a su teléfono incluso a antes que él. Llevó el aparato a su oído mientras se detenía y movía su pie contra el asfalto de la vereda vacía. Sólo habían árboles a su alrededor, aparte de la villa que comenzaba a alejarse peligrosamente.

Tres pitidos antes de que contestaran.

- ¡JeongGuk ah! ¿Estás bien? - le respondió HoSeok con un furioso y acelerado coreano. El muy cabrón de había aprendido el idioma de su familia en un año y medio, y no dudaba en sacarlo a colación. Aunque también servía si quería contarle algún secreto a JeongGuk, ya que el muchacho no sabía susurrar.- Me llegaron unas fotos tuyas, estaba comenzando a rayarme la cabeza y... joder, no sabía si llamarte o no... ¡Puta mierda, ¿cómo pudimos confiar en la perra ésa?!

JeongGuk también lo había pensado, incontables veces. Había pasado tardes enteras con ella, rapeando con ella, hablando con ella. HoSeok era igualmente parte del grupo, y mientras más lo pensaba, más inverosímil le parecía. Más y más. Su compañera de risas y penurias le había traicionado de ésa forma... ¿por un problema que no le incumbía a ella, si no que a su mejor amigue? Puta mierda barata de amistad, entonces. HoSeok era mil veces mejor. Con simplemente dejar que fuera él quién hablara primero se había notado.

- HoSeok... - suspiró en un susurro audible JeongGuk, no sabiendo cómo mierda tomarse la situación. ¡Puta mierda! ¡Tenía casi quince años, no veinticinco! No podían llegar y echarle de la nada, sólo porque 'era un maldito desviado' según sus padres. Ni siquiera le pudo explicar la situación a su madre... de alguna forma...- ¿Puedes ir... irme a buscar al... a la escuela?

- ¿Qué? Oh, uuhhh... ¿claro? Pero...

- T-te explico cuando nos... nos... ¿Puedo quedarme en tu casa?

JEON97 𐙚 来る . GGUKMIN AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora