lxii

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Se escucharon un grito de euforia y un gemido quejumbroso al mismo tiempo, emergiendo del salón de entrada del apartamento. Dos copas de vino tinto carmenere, el clásico juego Monopoly, un plato lleno con castañas de Cajú y cranberries confitadas, un queso azul apenas tocado. JeongGuk iba perdiendo el juego, JiMin tenía más propiedades y acciones a su favor. La Luna brillaba, su luz bañaba la propiedad de estilo moderno industrial. Desordenado por la presencia de ambos jóvenes que nunca dejaron el lugar en días y días de comodidad. Ninguna de las empresas les exigía mucho por el momento, lo que no era ni bueno ni malo al mismo tiempo.

JiMin terminó en dos tragos su copa de vino, y suspiró con los labios hinchados por el alcohol y sus ganas de mordérselos. El calor de sus mejillas le hacía sudar un frío especial, sus ojos vagaban de su dinero a sus propiedades en el tablero. JeongGuk hizo un puchero, dos movimientos más y estaría en la quiebra totalmente. Cuando alzó su mirada, con las cejas fruncidas, hizo un sonido pequeñito, como el de un perrito herido.

Su pareja le miró de vuelta.- ¿Qué?

- Me rindo, ya voy a perder.

- Oh... - el rubio alzó sus cejas, sonriendo traviesamente. Su dedo índice se paseó por la punta de su pequeña nariz sonrosada, ardiente, brillante.- No te lo permito, JeongGukki.

- Aaah, ¿por qué? - el rapero siguió haciendo su puchero, ahora moviendo sus brazos y piernas. JiMin, por su parte, no mermó su sonrisa y ladeó su cabeza, con la mirada perdida entre sus pensamientos levemente alcoholizados y los orbes levemente rojos de JeongGuk. Increíblemente inocentes, manteniendo una esencia especial entre la población humana.

- Debes terminar lo que comienzas.

- Pero tengo sueño, JiMinnie Parkie.

El modelo miró el techo con una risa floreciendo desde su pecho, genuina, no entendiendo en su totalidad lo que JeongGuk decía. Estaba más meloso de lo habitual, y no precisamente por una copa de vino: no, aquella expresión de su lado más infantil estaba emergente desde que el rubio había llegado al apartamento. Desde que había aparecido en modo de apoyo, y su teoría era que su niño interior, sumido en su miedo, había salido después del terror que había sucedido en el aeropuerto.

- ¿Parkie? - no hallaba explicación alguna al sobrenombre asignado, más allá de querer que le mimaran y besaran incansablemente. Tal vez tendría que hacerle caso en ésa oportunidad: dejar el juego e irse a dormir. Retomar su comodidad en el nido.

- Ajá.

- ¿Qué tienes con hacerme pequeñito? Tú eres pequeño.

- Shh, JeongGukki es igualmente pequeñito. - el rapero alzó una mano por sobre el tablero de Monopoly, dejando un dedo al aire y así remarcando el silencio que según él era necesario. No lo era, aún así. Era más importante el hecho de que sus ojos se conectaban en algo que sería incómodo para cualquiera que se pudiera aparecer de repente, de que la cursilería no superaba para nada la sensación de poderío que sus repentinas sonrisas emanaban a la vez, seguras.

JiMin se levantó de su asiento, para ir al otro lado de la mesa sin dejar de mirar a JeongGuk y con las manos en los bolsillos de sus sweatpants oliva. Se detuvo a su lado, mirándole hacia abajo y luego tocando la punta de la nariz ajena, pensando en todas las cosas que estaban pasando por el momento. No sólo entre los dos. El exterior les esperaba, dispuestos a tomar lo que fuera ofrecido sin importar qué. Querían de todo, al fin y al cabo.

- Te amo.

- Últimamente lo has dicho más.

JeongGuk no dejaba de sonreír cuando desvío su mirada, la misma liberando ésa hermosa aura de incertidumbre cómoda, no real. Como si supiera lo que el otro pensaba, tras ésa cortina de cabello frito y tieso. Tras la camisa negra y las tres copas de vino que apenas comenzaban a hacerle efecto. Se veían más resueltos de lo usual, como si fueran adultos realmente y no se hubieran quedado atrapados bajo un sistema de explotación laboral que les impedía crecer como personas. Resueltos y maduros.

- Porque qué lo que significa. - le miró de nuevo, estirando su mano hacia el antebrazo del modelo. Tomó suavemente su piel sonrosada, acariciando el costado con su pulgar.- Recuerdo la promesa.

JiMin alzó el brazo libre para acariciar el cabello lacio y suave de JeongGuk, ladeando la cabeza. Sus ojos bien abiertos demostraban su poco conocimiento de lo que pasaba por la cabeza del más alto en ése momento. Poco conocimiento que le hacía pensar sólo una cosa, ésa que le había emocionado lo suficiente en pensamiento como para hacerle llorar incluso al otro lado de la línea telefónica.

- ¿Quieres ser mi novio?

-

me odio lmao

JEON97 𐙚 来る . GGUKMIN AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora