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- Por supuesto, dulzura. - rió al teléfono mientras miraba su corbata a través del espejo. El joven adulto al otro lado de la línea rió igualmente, con cierta timidez, pero con la tierna elegancia que le caracterizaba. Sintió a su mánager tocando la puerta con suavidad y apuro, como si quisiera ser discreto y a la vez puntual, tal cual su cultura lo inculcaba desde el deber de la responsabilidad. Demandante pero trémulo.- Ah, no quiero cortarte la llamada.

- Pero debes ir allá, amor. - le respondió meloso su casi pareja. Parecía echarle azúcar a cada sílaba que entonaba, liviana azúcar flor. JeongGuk suspiró con la sonrisa amplia que no dejaba su expresión desde hacía horas antes, y se levantó de la silla que le habían preparado con anterioridad para caminar hacia la puerta, sin colgar aún el teléfono. Daba pasos sonoros, tanto que JiMin soltó una carcajada sincera.- ¡Oye, sabes a lo que me refiero!

- Sí, sí... - respondió con más calma el rapero. Pasó su lengua por sus labios mientras que se daba media vuelta para mirarse al gran espejo frente al sitio donde anteriormente se sentaba. Era la primera vez en mucho tiempo que su reflejo completo le devolvía la mirada con comodidad. Aunque una parte de ella se sintiera insegura, no se sentía tan mal como hacía meses antes. Ojos grandes, cejas en picado, labios delineados naturalmente.

Suspiró. Tenía un brillo muy particular en su mirada, perdida en lo más profundo de sus divagaciones. Su mano libre ajustó la posición de su corbata, pero luego desabotonó el primer botón de su camisa y aflojó el amarre de su corbata plana. Mejor. Lucía más relajado, ésa era su onda. Se sentía más él incluso si no tenía puesto el gorro.

- JiMin, te quiero mucho.

- Yo también te quiero... muchísimo.

- No, te amo.

JiMin se quedó en silencio por unos momentos, aunque su respiración de repente parecía conmocionada. Como si le hubieran puesto encima algo muy significativo e importante. Qué comedia romántica más melosa, más liviana. Se sentía como un afrodisíaco del paraíso más brillante y poderoso.

- Y-yo también... - habló sin nada más que emoción contenida. JeongGuk quería volar de nuevo a través del océano para estar a su lado y estirarle las mejillas, aunque a veces se enojara con él por ello.- ... te amo.

- Debo irme. - la voz le tembló levemente.

- V-voy a estar viéndote.

No pudieron contenerse, dos minutos y poco más gastaron en despedirse para continuar con lo que hacían anteriormente. Y no era lo más adecuado para la situación, porque el mánager nuevamente tocó la puerta más de una vez en el momento. JeongGuk abrió habiendo terminado la llamada, sonriente y con las mejillas llenas de lágrimas- susurrando que estaba listo para seguir. ¿Para seguir qué? Ya no había marcha atrás.

- Muchacho, debes contenerte un poco.

- No le dirías éso a una chica, Yang.

El silencio invadió el pasillo, ambos avanzando por el mismo y JeongGuk pasando sus manos por su rostro para apartar las lágrimas.

No sabía nada de lo que se avecinaba. Y lo estaba haciendo lento, pero preciso como una daga.

 Y lo estaba haciendo lento, pero preciso como una daga

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ola

JEON97 𐙚 来る . GGUKMIN AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora