Poesías y sueños sacados de mi corazón...
para ese ángel de amor, para alguien especial o para algo que te guste.
Las poesias es la forma de expresar lo que sientes por alguien que te roba el corazón.
Pero a veces están difícil expresar en un papel...
Corría calle abajo, no miraba hacia atrás pues unos hombres encapuchados me estaban persiguiendo para atacarme y pedía ayuda nadie me oía, me escondí en un callejón pero ellos me encontraron me iban a robar, uno de ellos me tiró al suelo, que di mi cabeza contra él, estaba mareada, veía todo borroso uno de ellos me quitó la ropa y ya no recuerdo nada más. Solo sé que si es verdad que pararon, vi un hombre de rojo creo que era él Spiderman.
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Pero no era un Spiderman cualquiera y veréis porque, él me cogió y me dejó en un sitio alto de una torre, yo estaba helada, mareada...
Oía los gritos de los atracadores, él se dedicó a darles puñetazos, ya se fueron cuando él, Spiderman regresó arriba del edificio, me cogió en brazos y yo le agarré del cuello, vi algo en él que me llamó la atención tal vez sea él o no cosas mías.
-¿Te encuentras bien? Me dijo. Mientras me llevaba, volando por las calles nocturnas. -Agárrate a mí. Yo lo agarré. Sentía el aire en mi cara era muy frío.
-¿Eres Spiderman? Le dije. Lo miré llevaba aún su máscara. -Sabes eres mi super héroe favorito, pero nunca quiero saber que se esconde detrás de tu máscara. Aunque en las películas eres Parker.
-Tú lo gas dicho en las películas. Aquí no soy Parker. Me dijo. -Ya estamos en casa nena. Veo que estás mareada de los golpes. Se sentó.
-No voy a saber quién eres...le dije mirando su máscara.
-Si lo sabrás a su tiempo. Primero duchate, cena y puede que lo sepas.
Me fui a la ducha, cené y me senté en el sofá. Él vino estaba aún vestido de Spiderman. Se sentó a mi lado.
-preparada...se quitó solo la máscara. Me quedé helada era él otra vez.
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-Eres tú. ¿Cómo sabes que me gusta Spiderman? Le dije.
-Porque sé que te gusta él y yo y una fusión de los dos está muy bien así puedes tener a tu superhéroe y a mí a la vez.
-Es genial. Entonces ocurrió. Él me llevó en brazos y me tumbó en la cama, se quitó el traje. Se quedó en boxes.
Me empezó a besar su boca era genial, se bajó los boxes y lo sentí dentro, era como un dios griego, su pelo caía en mi cara, olía a frutas. Me miraba con su mirada de miel. Sus manos rozaban mi cadera, me embestía fuerte. Noté el mejor orgasmo de mi vida. Al acabar me tumbó en su regazo, él tocaba mi pelo, pero me dormí.
-Duerme nena, duerme que yo regresaré.
Cuando desperté estaba en mi cama, abrazada al cojín de él. Encendí la luz y vi los pósters.
Todo fue un sueño y tan real. Me volví a dormir. Otra vez.
