Capítulo 10 "Siempre"

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Luhan regresa al puesto de Chanyeol en el mercado tras varias semanas, para enfrentarlo con furia. Piensa que aquello es de lo último que debería estar preocupándose en ese momento porque ya tiene muchas otras cosas con las que lidiar, teniendo en cuenta que Sehun aparece cada semana con heridas más y más graves.

Chanyeol está ocupado con su trabajo, limpiando hortalizas, y cuando Luhan ladra bruscamente su nombre, el hombre deja caer la papa en el balde de agua y se gira con los ojos ensanchados.

-¡Luhan! -exclama, con evidente alivio en el rostro-. Temía que no regresaras. ¡Me alegra tanto...!

-Te dije que no llegaras tarde -lo interrumpe él con una voz ligeramente amenazadora y, a pesar de sus esfuerzos por ponerse firme, su voz flaquea y tiembla con desespero-. Te dije que no llegaras tarde y no fuiste.

-Perdí el papel.

Luhan ladea la cabeza y junta las cejas con confusión.

-Perdí el papel que me diste con la dirección y la fecha. No sabía qué hacer ni a dónde ir, y esperaba que regresaras porque no era para nada mi intención el abandonar nuestro encuentro.

Siente ahora una oleada de alivio bañándolo, pero eso no cambia su súbita urgencia de lanzarle al alto muchacho sus propios vegetales. Extrae de su bolso otra tarjeta que simplemente tiene la dirección de la casa en ella y se la entrega al hombre.

-Este viernes, a las diez de la noche. No te retrases. -Se voltea hacia Kyungsoo. -Asegúrate de que esta vez no lo olvide. -Chanyeol asiente y le da la tarjeta al pequeño hombre con grandes ojos, quien se la mete en el bolsillo. Los dos vendedores tienen un mutuo entendimiento de que Chanyeol simplemente volverá a perder el papel si se lo dan a él.

-Gracias -le dice a Luhan con total sinceridad-. Gracias por esta segunda oportunidad. No decepcionaré a Baekhyun esta vez.

Luhan está en la calle frente a la Casa Bermellón, esperando ansiosamente a Sehun. Ha empezado a hacerlo recientemente, desde que el otro se había aparecido hacía unas semanas con marcas rojas por su cuello, que lucían sospechosamente como si hubieran sido hechas con un cinturón. Se da cuenta de que está demasiado nervioso y ansioso para aguardar en su cuarto. Es la misma espera enfermiza cada miércoles: ¿qué heridas tendrá Sehun esta semana?

El miedo crece en su estómago mientras observa al sol comenzar lentamente a tocar el horizonte. Sehun debería llegar en cualquier momento.

-Hola, bonito.

Luhan se sobresalta por la voz encima de él, y levanta la vista para ver a un hombre de negocios que no había sentido aproximarse. Le dedica una venía de noventa grados.

-Buenas tardes, señor -responde con cortesía-. ¿Puedo ayudarle?

El hombre acorta la distancia entre ambos y le tironea de un brazo.

-Vengo en busca de tus... servicios. -Luhan asiente con entendimiento. -¿Cuánto más me cobrarías para cambiar el lugar de nuestro... encuentro?

Luhan traga y se aparta. Tiene un mal presentimiento sobre aquel hombre en particular. No es la usual sensación ruin que le da la mayoría, sino algo oscuro y peligroso.

-Lo siento, pero no hacemos negocios en ningún lugar que no sea la Casa Bermellón -contesta el delgado muchacho con serenidad y tan cortésmente como puede. Sus ojos se mueven con discreción hacia un costado, para planear un escape en caso de que las cosas se vayan de las manos.

El empresario se aproxima más aún y lo sujeta por el frente de su atuendo de seda negro y dorado. Luhan frunce profundamente el ceño. Es su traje preferido, y sabe con seguridad que es también el favorito de Sehun. Un breve recuerdo relampaguea en su memoria, uno de una hermosa noche que él y su amante compartieron y en la que Sehun quedó enmudecido tan sólo por ver a Luhan con dicha seda dorada y negra. Que aquel hombre la esté tocando le crispa los nervios y le hace curvar los labios con disgusto.

Flores de Cerezo Doradas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora