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🌷 «Besos» 🌷

A Sehun le gustan los besos.

Claro que no todos los besos; encuentra algo desagradable terminar con el rostro pegajoso porque su mascota lo lametea cuando está por irse a trabajar, aunque no importa si Vivi lo embadurna de sus babas las veces que salen a jugar al parque. Tampoco le agradan los besos de cualquiera; sobre todas las cosas, aborrece la tendencia de sus tías a llenarle de mimos los mofletes y dejar la marca de sus labios rojo borgoña.

En realidad, los besos a los que se refiere cuando dice que le gustan, se refiere única y exclusivamente a los besos de Xiao Luhan.

—Buenos días, Sehunnie —lo saluda el castaño, apareciendo en la cocina.

Es domingo y como cada fin de semana, Sehun se ha despertado temprano para prepararles el desayuno. Los horarios en el hospital no ayudan a la causa de compartir las labores de casa con su marido, aunque a Luhan no le importa encargarse de las comidas el resto de los días, mientras le deje dormir hasta tarde y lo consienta con panqueques calientes el día que descansa.

—Buenos días, Han. ¿Dormiste bien? —pregunta de vuelta— Sonreías contra la almohada, así que pensé que tenías un buen sueño.

—De hecho, lo hacía —Luhan responde y se acerca hasta donde el rubio, deslizando las manos alrededor de su cintura y apoyando la cabeza contra su ancha espalda—. Soñé que un sexi doctor me hacia el amor sobre el escritorio de su consultorio.

Sehun se ríe, adorando los instantes en que a su marido le da por arrojar comentarios picantes; se lo ha dicho un montón de veces y seguro lo volverá a hacer, pero nunca lo desea tanto como cuando al otro le da por provocarlo.

—¿Debería haberte despertado? Pudimos empezar el día volviendo realidad ese sueño.

—No estamos en tu consultorio —replica el chino.

—Igual podría hacerlo sobre la mesa del estudio.

Luhan ríe y se eleva sobre sus puntas para dejar un beso en su nuca, le gusta mucho besarlo ahí porque la piel de su marido se eriza y envía cosquillas a lo largo de su espalda. También hay un lunar precioso, pequeñito y no tan oscuro que parece indicarle el sitio donde sus labios deben posarse.

Pero aunque disfruta sus caricias discretas, Sehun no desea empezar el día con un beso de espaldas y sin pensarlo, se vuelve hasta quedar frente a él, atrapando su cuerpo antes de que la sorpresa lo lleve a tropezar. Entonces inclina y sella sus labios, Luhan sabe al dentífrico con que antes se ha lavado y un fuerte aroma a hogar emana de sus ropas, combinado con los rastros de perfume y el rastro reciente del jabón.

Sus bocas se mueven, chocan la una sobre la otra; el chino le sube los brazos por los hombros y el menor aprovecha para estrecharlo y tomarlo entre sus brazos hasta hacerle sentar en la barra. Acaricia su cuerpo por encima de la ropa y sonríe contra sus labios al escucharlo jadear.

—Adoro tus besos, cariño —murmura, haciéndolo sonreír—. Sobre todo, tus besos de buenos días.

—¿Qué dices de mis besos de tengo hambre y quiero desayunar?

Los panqueques corren el riesgo de quemarse, así que Sehun se apresura a voltearlos mientras su marido se encarga de servir café y poner la mesa. Sabe que el coreano se ha quedado con ganas de más, más besos, más mimos. Él también lo quiere y tan pronto almuercen lo consentirá, porque sabe que Sehun le gustan los besos. No todos los besos y en definitiva no los besos de cualquiera persona.

Porque a Sehun sólo le gusta Luhan... Luhan y sus besos que nunca lo terminan por saciar. 

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ABC's love || HunHan ver. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora