ABC's love || HunHan ver. ✔

🌷 Y 🌷

🌷 «Yo-yo» 🌷

Oh Sehun detesta los yoyos.

No el juguete de madera y cuerda, sino más bien a las personas que comienzan cada frase haciendo alusión a ellas mismas. A esas que se jactan de eventos que tal vez nunca ocurrieron o que relatan aventuras que sólo en sus cabezas podrían ser verdad. Detesta a esos individuos que comienzan la conversación fingiendo interés en otras personas pero terminan por desviarse hasta que el tema se centra en ellos.

Por suerte para Sehun, Luhan comparte su opinión. Tal vez se deba al hecho de que su chino novio tiene tendencia a anteponer a los demás o tal vez sea que a Luhan solo le interesa ser el centro del mundo de Oh Sehun. Si debe sincerarse, al coreano realmente le gusta recibir atención —los halagos de su profesor tras leer su tesis, los besos de su madre cuando descubrió que podía reparar la lavadora sin llamar al técnico o los ladridos de Vivi cuando vuelve del trabajo —pero nunca se ha sentido tentando a volverse un yoyo.

Tal vez, sólo en una ocasión. El día que Luhan aceptó ir de cita con Myung Soo porque «No es una cita, es una reunión entre dos buenos amigos», que consiguió sacarlo de quicio. Sehun sabe, aún al sol de hoy, que si su mejor amigo aka futuro novio y marido accedió a ir, fue precisamente porque deseaba hacerlo rabiar.

Haberse cruzado con Myung Soo aquella tarde de invierno, es uno de los acontecimientos que más le gusta recordar a Luhan porque mientras el chino terminaba de arreglarse para su salida en la santidad de su hogar, Sehun estaba tumbado en su sala, con los brazos cruzados y el ceño fruncido, mirando al pretendiente de su amigo quien lucía realmente incómodo con su presencia.

—Así que... ¿eres el vecino de Luhan? —pregunta Myung Soo con una tímida sonrisa.

—Vivo en el edificio de enfrente, en este mismo piso. Mi habitación queda justamente frente a la de Luhan —sonríe Sehun—. Así nos conocimos. Luhan me vio el día que me mudé y desde entonces es nuestro sitio —Myung Soo no supo responder pero no fue realmente necesario porque antes de que pudiera decir algo, Sehun volvió a arremeter contra él:

—¿Te gusta el soccer?

—Un poco, lo cierto es que no soy muy bueno jugando. Me gusta más el baloncesto —le dice el otro.

—Yo soy bueno en el futbol. A hyung le gusta mucho, así que solemos ir a la cancha y jugar por horas. ¡También soy fantástico con el baloncesto! Puedo anotar cincuenta tiros seguidos en el juego de canasta del arcade —presume Sehun, levantando la barbilla en un gesto altivo.

—No sabía que a Luhan le gustara el futbol —suspira el chico frente a él. Sehun sonríe de medio lado.

—Es su deporte favorito, como el pastel de fresa es su preferido. ¿A ti te gusta el pastel de fresa? Yo sé cocinar desde que tengo doce años. He preparado pasteles y pasteles para hyung porque me gusta mucho verlo feliz mientras los come. Según me ha dicho, no hay mejores pasteles que los que yo hago.

Podría haber seguido todo el día, echándole en cara a Myung Soo todo en lo que era bueno, todo cuanto conocía de Xiao o todo en cuanto fuera mejor que el otro. Para su desgracia, aquella tarde Luhan apareció y con una voz muy tierna le pidió callarse. Lo envió a casa aunque Sehun no quisiera irse y le escribió un mensaje más tarde diciendo que «Te dije que era una salida de amigos. Sungyeol nos encontró en el cine. Se auto invitó el solo y juro que se besaron mientras yo hundía mi rostro en la cubeta de las palomas»

—Hyung, ¿recuerdas a Kim Kyung Soo? ¿El chico que te pidió una cita cuando acababas de ingresar a la facultad? —pregunta Sehun en apenas un susurro.

Están tumbados en la cama, viendo Harry Potter y el prisionero de Azkabán y Luhan pone pausa al filme cuando la confusión de la pregunta lo obliga a levantarse y volverse hacia su marido. Asiente y dice:

—Hace años que no pensaba en él. ¿Por qué lo traes a colación ahora?

—¿Verdad que siempre he sido mejor yo?

Sehun tiene un puchero en los labios y su mano sobre su cintura se aferra fuerte en un gesto que resulta ligeramente posesivo. Luhan sonríe, quiere burlarse pero no lo hará en voz alta. Se acerca para dejar un beso en su nariz y se acurruca contra su pecho mientras pone play a la película.

—No hay nadie como tú, amor.

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