Querido A:
No recuerdo exactamente el día que empecé a interesarme por ti.
Eras la primera persona que me importaba.
Yo era egoísta. Deje de serlo al quererte.
Tú también eras egoísta. Más que yo, de hecho.
Pero lo eras a tu forma, nadie consiguió cambiarte, y eso me gustó.
