I'm so tired | Mark Tuan

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"Nadie nos advirtió que extrañar, es el costo que tienen los buenos momentos." (Mario Benedetti)

***

Ella está sentada al otro lado de la habitación, y deja que él le susurre al oído.

Su cabello cae en su cara, y las ásperas yemas de sus dedos despejan sus mejillas y me deja admirar su sonrisa.

La hace reír.

Y sus miradas brillan, él satisfecho con el resultado y ella encantada con la compañía.

Bambam está a mi lado, me cuenta sobre alguna chica que no deja de escribirle y profesarle su eterno amor.

Pero no entiendo más allá de eso, quisiera poder aconsejarle como el hermano mayor que ve en mí.

Pero, no puedo dejar de verla.

No puedo dejar de pensar que debería ser yo quien este con sus manos entrelazadas en mi nuca, dispuesta besar cada rincón de mi rostro.

Se vuelve a reír, y toma la iniciativa de acariciar la mejilla de su acompañante.

Ahí, frente a todos los presentes.

No se inhibe en demostrarle cariño.

¿Yo?

No estoy muy seguro si me estoy quebrando, solo sé que todos los rompecabezas que rondan en mi cabeza tratando de encajar las piezas que me dejen ver de una vez por todas que fue lo que hice mal, parecen desordenarse, una y otra, y otra vez.

El asiento es de madera, pero me siento hundir.

Las manos me sudan, el ceño se frunce.

El labio me tiembla, los ojos se empañan en insultos innecesarios.

Y empiezo a pensar que quizá no haya sido tan buena idea beber mientras estoy presenciando este momento.

Y del todo no fue una buena idea asistir a una fiesta donde sabía que ella estaría.

Que estaría con él.

Sé que me ha visto, sé que en este último mes ha preguntado por mí.

Sé que quizo ocultar su nuevo amor.

Sé que rápidamente descartó la idea, aun cuando debía enfrentarse a todas las críticas de quienes solo llenan el espacio de espectadores en esta estruendosa relación.

Sé que aún le importa lo que siento por ella.

Pero también sé que no está dispuesta a inhibirse para finalmente ser feliz.

Con alguien que le puede dar todo lo que yo no estuve dispuesto a enfrentar.

Bambam ha dejado de hablar, probablemente ha estado notando en los últimos minutos, como la miro.

Me ha acercado otro trago, y me ha dejado una palmadita en el hombro antes de ir a felicitar al cumpleañero.

La miro, sin pensar que todos los presentes deben estar teniendo lástima de mí.

Que probablemente la antagonizan por dejarme por alguien más.

Me doy cuenta de mi egoísmo.

No es justo para ella, para él que la hace tan feliz

Me dispongo a salir de aquí.

Miradas curiosas me siguen hasta la salida, pero no encuentro necesario esclarecer los motivos de mi partida.

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