「MALCRIADO」KOOKMIN | 2016

Capítulo nueve.

Pasada una hora de la entrevista que sostuve con Jungkook, ambos estábamos listos para irnos y dejar de hablarnos hasta al menos el siguiente rodaje del drama. O al menos eso esperaba, hasta que una mano sobre mi hombro me detuvo. 

—Le dije a Jin que saliera junto a Nam, así ambos tienen un tiempo para descansar de todo.— ...Ya, muy lindo gesto y todo Jungkook, pero ¿Quién me  llevaba a casa ahora? No conocía el número de mi chofer, eso lo manejaba Namjoon. Bufé ligeramente y le miré, algo cansado de las mismas peleas de siempre.

Me irritó un poco verle alzar una de sus cejas y luego sonreírme de esa...manera. Esa manera tan...agh.

—Me prometiste que podía invitarte un café hoy ¿Lo olvidaste, enano?— Mencionó, riendo suavemente. No de manera burlona como solía hacerlo. ¿Qué demonios le sucede a Jungkook últimamente? Es demasiado agradable para ser él.

Suspiré sutilmente y asentí, rendido. Era verdad que accedí a ello. Lo había olvidado por completo. No me quedaba de otra más que acceder y tomar un café con la ratita.

—Está bien, vamos.

Me llevó a su auto a un paso ligero, mientras el mismo intentaba conversar conmigo de lo que fuese, pero supongo que mi actitud indiferente y fría no era algo sencillo de tranzar.

Me llevó a una linda cafetería, donde todo estaba ordenado de manera hogareña y acogedora. Habían sillones amplios, almohadas en cada uno y unas mantas para cubrir tus piernas si es que tenías frío, en la capital hace bastante frío en estas fechas, por lo que eran bastante útiles. El ambiente completo estaba impregnado de un delicioso aroma a café y a chocolate que de inmediato relajó mi cuerpo, ya no estaba tan tenso como con la forzada conversación que trató de formar Jungkook de venida a este lugar.

Sonreí ampliamente y busqué asiento en uno de los sofás grandes, dejándome reposar en el mismo. Esperé a que Jungkook se sentase en esa posición para posteriormente tomar la carta entre mis delgados dedos, ojeando los cafés y postres que ofrecían en el local. Todo se veía delicioso.

—¿Listos para ordenar?— La voz del garzón me distrajo de mi laguna de pensamientos, despavilando en un solo respingo. 

—Ah, claro, pediré un Latte con leche descremada.—Mencioné con una sonrisa al muchacho frente a nuestra mesa. Miré de reojo a Jungkook, el cual estaba cabeceando de sueño a mi lado. Negué suavemente y volví a buscar la mirada del garzón. —Que sean dos, por favor. 

Me acerqué al cuerpo cansado del menor y lo miré algo confundido. Lo moví suavemente esperando que despertara de su inesperada siesta. De inmediato me topé con sus desorientados ojos oscuros, separándome en ese mismo instante.

—¿Por qué te ves tan exhausto?— Me atreví a preguntar, ladeando un poco mi cabeza a forma de interrogante. 

—No es nada, me dormí tarde anoche.— Mencionó el más joven, incorporándose en su asiento al notar como de pronto traían ambas tazas. Me miró un segundo en busca una respuesta, sus ojos eran fáciles de leer. 

"¿Ya ordenaste algo para mi?" Claro que lo hice, tonto.

El latte tiene leche y es bastante agradable de tomar, por lo que supuse que aquello nos haría sentir relajados a ambos. Y vaya que funcionó perfectamente, pues pasados treinta minutos, ambos conversábamos y reíamos como si en alguna vida pasada, hubiésemos sido mejores amigos de toda la vida. 

El conejito malcriado puede ser muy gracioso y agradable si se lo propone, eso lo admito. No por algo las fanáticas lo pusieron en el pedestal. Sabe como encantar a las personas y hacerlas sentir cómodas.

—¿Puedo decirte algo, Jungkook? —Mencioné, con una curva sonrisa en mi rostro, a la vez que nerviosamente, sujetaba mi taza de café con mis dos manos. —No tengo idea si lo que dijiste en el programa sobre mí es verdad o no, pero quería agradecerte por decirlo de todas maneras. Estoy muy enamorado de mi trabajo y lo que he cumplido, lo que dijiste en serio fue lindo.— Mi mirada se veía fija en algún punto de mi café casi terminado. Giré mi cabeza hacia él y le sonreí ampliamente. 

No sé que le sucedía a Jeon, pero si de algo estaba seguro, es que esperaba que se quedase así por mucho, mucho tiempo.

Jungkook PoV:

Seré honesto en este mismo instante. Quería disculparme con Jimin solo para hacerme de mi propósito. Quería atraerlo, seducirlo y hacerlo arrepentirse, ese siempre fue mi propósito original, pero de alguna manera, de alguna jodida manera, bajé la guardia. 

Me encontraba bebiendo del café que él mismo había ordenado para mi, mirando al mismo tiempo como sus ojos se achinaban incluso más al momento de que sonreía, casi al punto de desaparecer entre sus bonitas y ligeramente abultadas mejillas. Su mano diestra de vez en cuando peinaba sus oscuras hebras hacia atrás y tenía la pequeña costumbre de relamer sus labios cada vez que terminaba de hablar. 

El que me estaba seduciendo era él y si quiera sé si lo estaba haciendo a propósito.

No sé exactamente en que momento la situación se dio vuelta, pasé la noche planeando que decir y hacer, pero de alguna manera no pude y terminé divirtiéndome con el niñito genuinamente.

Su pregunta me tomó por sorpresa. Bajé mi cabeza unos segundos y solté una risa nerviosa, para luego rascar la parte trasera de mi nuca. —No estaba en ningún guión, es algo que realmente me gusta de ti.— Confesé, carraspeando luego. —Creo que mereces una disculpa por el alboroto de la pizzería. YoonGi no es la persona que dice ser y solamente estaba preocupado.— Eso último era falso. No quería que YoonGi se saliera con la suya y me arrebatara a Jimin.

—Solo...No vuelvas a tratarme como si fuera una chica, ni menos un juguete. No soy de nadie, a mi no me prenden esas estupideces de chico malo que has intentado conmigo estos últimos días. Podemos ser amigos.

Uh-oh, me descubrió.

...Y acabo de ser rechazado. Tercera vez. Mismo chico.

Estoy siendo masoquista.

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Tengo planeado un par de capítulos más que espero subir entre estos días.

Gracias por el amor que le dieron a esta historia tan vieja y pasada de moda, jaja. <3

—Jude.