Despertó, otra vez el mismo sueño. Los mismos ojos que la veían con tristeza e impotencia. Sabía que todo lo que soñaba era cierto; antes pensaba que era sueños o ilusiones, e incluso pensó que se estaba volviendo loca. Por que no estaba en los Jueg...
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Katniss empezó a sentir cierta molestia, y una furia que hizo calentar su sangre. ¿Con que podía defenderse? ¿Esto contaba como una situación de vida o muerte? Si, por supuesto. Tenía que defenderse para que así estos tipos no la violaran, y la dejaran muerta en medio de camino y si tenía suerte, cubierta de nieve. Ya no sintió frio, ya no sintió miedo, era esta la Katniss que estaba luchando por vivir.
—Aléjense de mi —dijo con un voz firme. No tartamudeó, ella era la cazadora y ellos eran las presas.
—No seas así, ricura —contestó un gordo con una mirada lasciva que le dieron ganas de vomitar.
Katniss se puso firme. Apretó su bolsa y con un golpe le dio en la cara. Golpeó al sujeto con su mochila, agradeció haber comprado más libros. En lo que los demás sujetos se burlaban, ella sacó de su bota una navaja.
—Apártense —repitió fuerte y demandante.
—Vaya ricura tienes agallas —dijo un sujeto mientras la rodeaba y la observaba donde atacarla.
Katniss vio la oportunidad, fingió atacar al sujeto que estaba un poco nervioso, lo apuñaló en la pierna, retiró su navaja mientras echaba a correr hacia la librería pero alguien la sujetó de su pie izquierdo que la hizo caer. Pateó al hombre, mientras el gordo se aproximaba totalmente furioso. Ella se incorporó pero el otro sujeto aun no la soltaba. Y sin pensarlo lo apuñaló con el cuchillo. El tipo gritó y escuchó como los demás maldecían y juraban que la harían pagar lo doble que estaba haciendo. Se levantó, tomó al tipo y le pasó la navaja en la parte de la garganta.
— ¡Aléjense o lo mato! —demandó. El tipo que tenía amenazando empezó a decir que obedecieran, al sentir que ella no estaba dudando.
Katniss sintió que su corazón estaba retumbando en su cabeza, vio que los tipos estaban apartándose con las manos en alto. Katniss, despacio se levantó aun sin despegar la navaja de la garganta del tipo. Aventó al tipo hacia adelante y ella fue hacia la librería. Necesitaba ayuda.
Corrió desesperadamente, los destellos de que la cazaban estaba a flor de piel, ella era rápida, y ellos ya estaban ebrios, alguien la tomó de la cintura y sin pensarlo le hundió la navaja en el abdomen. Sintió como la cuchilla se dobló. Alzó la vista y se encontró con la mirada furiosa de Edward.
—Katniss, querida soy yo.
Katniss estaba entrando en shock. ¿Realmente era Edward?
—Katniss, tranquila. Ya estoy aquí.
— ¿E-Edward?
—Si —la tomó de la cara, mientras la abrazaba protectoramente, escuchó como inhaló su aroma. Katniss hizo lo mismo.
—E-ellos —musitó aun aturdida.
—Vamos.
Katniss no se había dado cuenta que había un auto a un costado de ella. Quien iba en el volante era Alice.
