Como olvidar ese día, nunca creí que esa sería la última vez que todo aquello que conocía y se me hacía tan cotidiano se me sería arrebatado de un día a otro...

Recuerdo que espere por meses un viaje que se me fue prometido el día de mí décimo séptimo cumpleaños, hace ya unos cuatro meses, el lugar de ese destino era Alberta, Canadá, del cual me entere de su existencia un día en clase de Geografía cuando mi profesor lo mencionó.

Mi profesor era de una familia a la cual le gustaba viajar por el mundo y comentaba que este lugar había sido el hogar de muchas de sus grandes experiencias vividas.

Mientras nos hablaba acerca de su experiencia, no podía dejar de imaginarme estar en ese lugar ya que cada narración que él nos hacía me adentraba más y más a la aventura de algún día poder visitarlo.

Desde entonces conocer el parque nacional Waterton Lakes fue uno de mis mayores deseos ya que se mencionaba que ahí había una de las mejores vistas del mundo y con suerte te podrías topar con osos, alces, pumas entre otros maravillosos animales, solo imaginar poder tener a uno de estos maravillosos animales frente a ti, seria increíble, ¿no?

Al igual que se mencionaba que también podrías presenciar un raro fenómeno de la naturaleza, unas plantas de las cuales desconozco su nombre las cuales habitan en ese lugar y tienen la capacidad de desprender un gas metano, el cual se congela al llegar a la superficie y crea una especie de burbujas congeladas, algo que sin duda me encantaría presenciar, y ¿porque no? Fotografiar para de regreso presumir a mis amigos y sorprenderlos con el maravilloso viaje que habría tenido.

No lograba sacar de mi cabeza esa promesa que se me había hecho, todos los días recordaba a mis padres para que no la dejaran en el olvido como otras que se me habían hecho a lo largo de mi vida. Estaba dispuesto a dejar atrás todo aquello que me hacía feliz con tal de lograr que mis padres me llevaran a Alberta, Canadá. Así es, completamente todo, hasta vender mi vieja consola de video juegos para conseguir un poco más de dinero y aportar para que se cumpliera el viaje.

Un viernes por la tarde, mientras llegaba de la escuela preparatoria ya un poco exhausto comencé a acomodar mis cosas para comenzar a hacer la extensa tarea que el profesor de historia dejo gracias a que había mucho ruido dentro del salón de clases y no dejaron que siguiera con ella, mi madre me llamo.

— ¡Edwin! Baja a comer que se enfría tu platillo

Baje rápido ya que mi madre es algo exagerada, siempre quiere que las cosas se hagan a la hora que ella diga o tal cual lo dice, no me gustaría retarla y que las cosas se pongan feas, creo que si te pones a pensar detalladamente ella solo busca mi bien, aunque de una forma un poco atemorizante...

—Acerca un par de vasos hijo, se me olvido tomar el tuyo y el de tu hermano

Mientras comíamos mis padres hablaban unas cosas, sinceramente no puse atención a lo que decían ya que pensaba acerca de lo pesado que sería hacer la tarea, odio leer tanto, nunca me ha llamado la atención la historia. Pero si notaba que mientras hablaban volteaban a verme discretamente, como escondiéndome algo, aunque seguí sin tomar atención, suficientes problemas tenían como para preocuparme por lo que decían, aparte no recordaba haber hecho algo malo antes.

—Edwin— Mi padre dijo — tu madre y yo hemos estado discutiendo acerca de un asunto que teníamos pendiente contigo hace unos cuatro meses, para ser exactos, el día de tu cumpleaños hijo

— ¿Cuál asunto? — Dije tratando de ocultar la emoción que se me vino al escuchar que fue el día de mi cumpleaños, ¿qué tal que no era lo del viaje y me emocionaba de más?

—Si hijo, el viaje a Alberta, ¿O ya lo olvidaste? — Respondió mi madre

—Ah... ese asunto... Claro que no lo he olvidado... ¿Y que sobre ese asunto? — Dije aguantando la gran emoción para cuando me confirmaran que si se haría.

Viaje A AlbertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora