Capítulo 17

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Cambria de una u otra forma logró ser nuestra, las guerra me había dejado dos horribles cicatrices las cuales hasta la fecha no puedo ver sin recordar lo que pasó. 

Lucy fue fundamental para mi recuperación, noches enteras donde cada vez que cerraba los ojos escuchaba los gritos y los disparos.

Ella lograba de una u otra forma calmarme y hacer que pudiera dormir en paz, sin gritos ni pesadillas que perturban mis sueños. 

—Poco después naciste tu, pasamos de tener un romance de chicos a ser marido y mujer, y ser tus padres por supuesto. 

Mi hija tenía ese brillo de vida en sus ojos, ojos los cuales nunca verían las atrocidades de la guerra... Eso es lo que yo quería para ella, una vida sin guerra, una vida próspera y de paz.

Sin embargo el destino tenía planes totalmente distintos para nosotros, para la familia Dragneel. 

Junio de 1940.

La Segunda Guerra Mundial había comenzado, el ejército Alemán ahora era más fuerte que nunca antes... Luche en la Primera Guerra Mundial para tener libertad, para que los alemanes no tomaran Francia y ahora, Lucy, Nashi y yo vivíamos en una Francia ocupada por los alemanes. 

Marchaban libremente por nuestras calles, vivíamos bajo el gobierno alemán, los judíos y otras razas eran cazadas por los alemanes, Polonia era testigo de eso y los pocos que lograron escapar se esconden como ratas por toda Europa mientras tratan de escapar del continente.

Lucy era demasiado buena con esa gente, y yo no pude evitar negar su pedido... Ayudábamos a la gente a esconderse en Magnolia, sin embargo los alemanes pagaban exageradas sumas de dinero a quienes dieran información sobre posibles escondites judíos y fueran ciertos a si que no tardamos en que alguien nos delatara. 

Escondí a Lucy y a Nashi en el segundo piso de la casa, el oficial de las SS alemán irrumpió en nuestro hogar.

Accedí a dejarlo entrar en mi hogar para no levantar sospechas, su uniforme con su cruz de hierro era típico en un oficial, esa pinta amable y elegante, pero detrás había un hombre con sed de sangre y que mataba simplemente porque podía. 

—Le estoy agradecido a que me recibiera en su hogar señor Dragneel.

No se molestó en hablar en francés, sabían que yo hablaba alemán. 

—No podía negarle esto a un oficial de las SS... Por favor tome asiento. —Dije haciendo un ademan de mano, el alemán se sentó. 

—Perdone por llegar sin previo aviso... ¿Está solo? Tenia entendido que era padre de familia. 

A pesar de que los dos estábamos siendo educados y amables el ambiente estaba tenso. 

—A si es, sin embargo mi esposa e hija salieron en una tarde de chicas... Mas que nada por que siempre me toca cargar las bolsas. 

El oficial de las SS rió por mi chiste, yo lo único que quería era que se marchara. 

—Soy el hermano mayor de tres hermanas a si que lo entiendo a la perfección.

Hubo un silencio entre los dos, carraspeo antes de continuar hablando. 

—Tengo entendido que participó en la Gran Guerra... Aunque no lo crea el pueblo alemán lo respeta. 

Lo mire confundido sin saber que hacer o decir.

—¿Perdón?

Fue lo único que pude pronunciar. 

—Sus hazañas con contadas como si fuese un héroe, logró mantener esta ciudad usted solo con un puñado de hombres y casi sin armas ni suministros, incluso logró robar un maldito tanque 7V... Eso no lo hace nadie en su sano juicio, aunque creo que en la guerra todos perdemos el juicio.

Amor en tiempos de Guerra (Nalu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora