Capítulo 1 - ¿Aceptas?

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Quise dominar a Santiago con el éxtasis de placer que le producía el tener sus dedos en mi interior, noté que por un momento cerró sus ojos con cara de consolación, por lo cual apreté mi vulva, Santiago cambió rápidamente la facción en su rostro, ahora por una placentera; era lo que buscaba sacar de su mente a "la tal Jessica", así que aproveché para confrontarlo de una vez por todas.

—Santi, ¿tú me quieres? —Pregunté.
—Sí Eliza —Respondió Santiago.
—Santi, ¿Te gusta mi cabello? —Continué indagando.
—Sí
—¿Te gusta cómo me arreglo para ti? —Tenía que hacer que viera mis detalles con él.
—Sí...
—¿Te gustan mis senos?
—Sí
—¿Te gusta mi cola?
—Sí, y también tus estrías
—¿Te gusta "mi Rosa y mi Jardín"? —Apreté un poco sus dedos en mi interior nuevamente.
—Sí, Eliza
—¿Y te gustan los detalles cariñosos que tengo contigo como la manera en que te hablo, me preocupo por ti y el querer pasar tiempo juntos a solas besándonos?
—Sí Eliza, sí! —Ya empezaba a tornar su rostro algo molesto y frustrado.
—Entonces, quisiera ser tu novia, ¿aceptas? —Y finalmente dejé caer la "bomba".

Santiago abrió enorme sus ojos, la cara de sorpresa era innegable, pero su respuesta era lo que más ansiaba conocer, pude ver como se ponía pálido, miraba a los lados, una pequeña lágrima se escurrió de sus ojos, no soy una villana, por lo cual, al ver la reacción de Santiago me hizo detener, tal vez lo presioné de más.

Me quité de encima de él, salí corriendo a mi cuarto, me coloqué ropa más decente y mientras bajaba por las escaleras, pude ver a Santiago sentado en el sofá, mirando hacia el suelo, con la cabeza sostenida por sus manos, parecía muy confundido, fui en dirección a él y me senté a su lado.

—Disculpa Santi, creo que fui muy apresurada, había dicho que no te presionaría... —Dije yo.
—No 'Liz', la culpa es sólo mía, tu no tienes nada de qué arrepentirte —Respondió él, algo acongojado.
—Sí, tengo que disculparme, ya que aproveché tu apetito sexual para hacerte pensar en mí, y hacer a un lado a Jessica, sé que no es la manera correcta de hacer las cosas, es sólo que... —Me sentí un poco malvada y arrepentida.
—Bueno, puede que tengas razón, no era lo adecuado, pero tampoco estás mal en hacerme pensar en otra chica, y mucho menos en alguien tan importante como lo eres tú, eres una gran chica, y quisiera poder estar contigo sin restricción alguna, creo que eres muy valiosa para mí —Santiago sonaba muy sincero con sus palabras.
—Yo te quiero Santi, y te confieso a riesgo de dañar las cosas por apresurarme, que si bien no tenemos una relación a título alguno, eres lo más cercano que he tenido a un novio, y por eso, te quiero como si lo fueras
—Sonará extraño, pero me alegro de que sea así, porque significa que sí puedo darme una oportunidad con una chica que no sea Jessica, y si logré hacerte sentir, así de especial, es por algo ...Tu sabes que no está en mí, el ser infiel
—Lo sé, pero igual... No puedes sacar de tu mente a esa chica —Miré hacia abajo.
—Exacto 'Liz' no es fácil, ni es sencillo, y créeme que quisiera poder ser feliz al lado de otra persona, así como ella ahora parece serlo, realmente no sé cómo hizo ella para sacarme tan fácil de su vida, de sus pensamientos, o de su rutina, porque yo no he podido, no aún... —Santiago se notaba atormentado.
—Yo no quisiera perder una oportunidad contigo, y creo que tu tampoco quisieras perder tu oportunidad conmigo
—No, tampoco quiero perderte Eliza, llegaste a convertirte en alguien de suma importancia para mi vida, es sólo que llegaste en un momento en que aún sufro por el amor de una chica, y mi corazón está aún muy lastimado
—Admiro tu sinceridad, y por lo mismo discúlpame haberte forzado, te quiero Santi
—Yo también te quiero Liz, yo también... —Dijo Santiago con una expresión de alegría y tristeza a la vez.

Aquella tarde se me hizo eterna, luego de la conversación Santiago estuvo raro, tenía sus momentos en que era distante, y otros en los que buscaba algún contacto físico conmigo, buscaba mis manos, mis caricias, mis miradas, pero sus ojos no se veían tan alegres como siempre, sino llenos de melancolía y remordimiento, siendo casi las 6 de la tarde, preferí que él se fuera para su casa temprano.

De todas formas, por hoy, ya no habrían besos, miradas profundas, suspiros en el aire, ni caricias con el corazón, me despedí con un beso en su boca, poniendo mis brazos alrededor de su cuello, él me tomó por mi cintura y la atrajo a él, como un beso de película, me di por bien servida, él partió y vi como se alejaba por la calle.

Le escribí por WhatsApp para que me avisara cuando llegara a casa, hoy estaba especialmente interesada en saberlo ya que realmente se veía atormentado y sólo estaría 100% tranquila, hasta saber que ya estuviera en la seguridad de su casa.

Recordé que los resultados del ICFES, la prueba de estudio que se hace a nivel nacional en mi país, Colombia, ya habían salido, pero con mis asuntos amorosos, no había revisado, mis nervios aparecieron pronto, tomé mi laptop, la encendí, accedí a la página, entré con mi usuario, y justo en ése momento recibí un mensaje de Santiago.

S: Ya estoy en mi casa, no te preocupes, estaré bien y más repuesto para la próxima Liz
E: Me alegra que hayas llegado a tu casa, esperaré con ansias nuestra próxima visita
E: Sueña bonito Santi
S: O sea, contigo?
E: Si quieres... 😉
S: Así lo haré 😉

Mis amigos pronto empezaron a escribirme para contarme de sus resultados del ICFES, a la mayoría le había ido bien, y a unos cuantos regular, yo continuaba sin saber cuál podría ser mi puntaje, había pasado tanto tiempo que ya la página me había sacado del sistema, nuevamente accedí, y ésta vez escuché a mis padres llegar a casa, quienes fueron a buscarme para conocer el resultado, se sentaron a mi lado y di click en Ver resultados, pero mis nervios me ganaron y preferí cerrar mis ojos, que mis papás me lo digan todo con su expresión sería más sencillo para mí.

Pronto escuché muchas palabras de felicitación de mis padres, quienes se lanzaron a abrazarme con gran entusiasmo, yo seguía sin entender hasta que mi padre dijo:

- Cariño, eres increíble, siempre supe que heredarías la inteligencia de tu madre ¡Quedaste en Quinto lugar!

No lo podía creer, era como mi papá bien lo había dicho "increíble", al saber tal noticia empecé a escribir a mis amigos para contarles, todos estaban dichosos, le escribí a Santiago, quién a pesar de que tardó un poco en responder, también estaba muy alegre por mí, cosa que me puso muy feliz, me gustaba ver cómo él se sentía dichoso de verme obtener triunfos.

Para el viernes en el colegio hicieron una ceremonia especial, ya que por un lado habíamos subido la calificación del colegio, y por otro lado, ante mi asombro, me dieron una medalla, porque fui el puntaje más alto entre los colegios de la zona, aunque tuve mucha pena, me sentí muy bien de que me admiraran por un logro que venía de mi interior, un logro que no tenía que ver con belleza o exterior, que a nadie le importó mi peso de 75 kilogramos.

El sábado no podría verme con Santiago ya que saldría con mis papás para celebrar dicho acontecimiento, y como se entiende, sería raro que lo trajera a él, a una cena familiar, sin siquiera ser novios, así que le escribí, lo entendió de buena manera, y me dispuse a celebrar olvidándome de Santiago por unas cuantas horas, sólo pensando en mí, ya que ahora vendría un tema más serio qué pensar... La universidad.

Eliza - Sentimientos accidentalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora