Capítulo 1: Todo comienza con un Había una vez...

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Había una vez... emm ¿yo? He visto que todas las historias comienzan con esa frase, aunque en realidad me parece algo poco original. Hace unas semanas semanas leí una historia sobre una chica que recién entraba a la secundaria y contaba cómo le iba y bla bla bla, era algo así como un diario y pues ahí me di cuenta de que todos escribían diarios y quería hacer el mío. Así que... voy a comenzar.

Soy una chica normal. Sí sé que es raro que comience con eso pero es que solo quería aclararlo ya que la gente que me rodea no parece entenderlo muy bien. Aunque la verdad no soy tan normal... ¿y qué? sería muy aburrido si lo fuera.

Tengo 23 años, no mentira tengo 17, ¿o eran 18?, bueno igual eso no importa mucho.

¿Mis amigos? Emos, nerds, etc, no sé por qué siempre me he juntado con los "raros" de la clase. Ah se me olvidaba, si se preguntan qué es lo que me hace "perder la normalidad" es que soy muy enfermiza, por lo que paro la mitad del año yendo a hospitales. Tal vez por eso no tenga muchos amigos.

¿Mi sueño? ¡Ser escritora!, ¿por qué otra cosa creen que empecé este "diario"?

Ahora que ya me presenté comencemos...

¿Podemos seguir hablando sobre mí? La verdad no sé como comenzar.

Ah ya sé, les contaré lo que pasó hoy en la tarde.

Kasuki, un amigo japonés (se podría decir el "normal" del grupo) me presentó a un amigo suyo diciendo que "nos llevaríamos bien" obviamente se refería a otra cosa. Cuando lo conocí (como la muy normal que soy) lo primero que le vi es el cabello-peinado, no lo sé creo que eso, al igual que los ojos, describe la personalidad de una persona.

-Hola, soy normal.- le extendí mi mano para saludarlo

-¿Ook?...-rió tomando mi mano- sabes, no es tan normal que lo primero que digas al presentarte es que "eres normal".

-Assshhh olvídalo, no mejor no lo olvides, amm... Soy Luana.

-Bueno hola Luana, yo soy Pedro.

Silencio Incómodo. Odiaba no tener tema de conversación con una persona.

Entonces dijo algo para "romper el hielo", algo raro en verdad, pero que logró que tuviéramos una conversación. Mientras más conversábamos más me daba cuenta de que eramos muy parecidos y sí me gustó... conocer a alguien así malpensados.

Me preguntó mi edad y le dije 19. La verdad siempre le digo edades diferentes a las personas porque no sé mi verdadera edad. No estoy segura porque mis padres nunca me celebraron mi cumpleaños, ellos querían un hijo hombre así que hacen como si no existiera.

¡Alto!, ¿no iba a hablar de mi conversación con Pedro?

Siempre he tenido la mala costumbre de desviarme de un tema cuando y...lo estoy haciendo otra vez.

-Te ves muy linda cuando duermes.

-¿Qué?-pregunté sorprendida

Lo sabía, era un psicópata.

-Oye...¿me podrías dar tu número de telefono?

-¿Celular?

-No, de casa.

Si es que no entendieron, al saber el número de una persona se puede averiguar dónde vive.

-Eres una enferma, seguro vas a ir a mi casa y...

-¡Cállate psicópata!- no pensé que lo entendería, nadie lo hace. Fue muy divertido

-Hey! ahora ¿puedes dejar de acosarme por unos míserables segundos y ayudarme a meter esto a mi mochila?

-¿Te lo meto?

-Sí, hazlo.

-¿Enserio quieres que te lo meta? -dijo esta vez levantando una ceja.

-¡Pervertido! -Le pegué en el brazo- ¡¡Eres un idiota, psicópata, pervertido!!

- ¿Yo?- Se puso una mano en el pecho dramatizando -¿Cómo puedes pensar eso de mí? ¿Por qué...?

-Lo pienso porque es verdad -le señalé divertida.

-¡Claro que no!- Según él molesto.

Y así nos pasamos toda la tarde, acosándonos, insultándonos y diciendo estupideces. Realmente fue muy divertido, él a pesar de su mente perversa era muy divertido. A decir verdad, odié el momento en el que nos tuvimos que despedir, pensé que no lo volvería a ver nunca más...

Normal *-*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora