Todo es importante

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Cuando alguno de mis pacientes se va, o simplemente no llega a la hora programada, tengo varias opciones.

1) Karen avisa al siguiente paciente en fila, por si desea ser atendido antes de su hora.

2) Recibo "Consultas rápidas" o gente que llego sin cita.

3) Hago una pausa en mi día, me veo en el espejo del consultorio y hago una reflexión del día.

4) Salgo a platicar con Karen.

5) Adelanto mi horario de comida o salida.

Lo sé, a veces es tan difícil elegir.

-Karen... ¿hay alguien más en la fila?

-Permítame verificar... viene la señorita Daniela, pero aún no está, tampoco hay pacientes sin cita.

Así que, de las tres opciones que quedan... No estoy dispuesto a platicar con Karen, ella siempre ha sido muy servicial y entregada a su trabajo, pero últimamente deja mucho que desear. No he dado muchos detalles de cómo es ella, pero solo diré que es la típica recepcionista "ideal". Cabello planchado casi perfecto, maquillaje discreto y un tono de voz, que no sé si es fingido, pero al final suena muy amable.

Ella tiene algunos años trabajando con nosotros; somos tres consultorios, y ella se encarga de las agendas de los tres. Trabajamos con algunos escenarios controlados como piscina [Para la gente con necesidad de terapia con agua], sitio "de colores" [Donde permitimos que el paciente que lo necesite, raye, dibuje, o tire pintura a como se sienta en el momento], un jardín, un cuarto blanco [adaptable a necesidades] y los tres consultorios.

-Karen, ¿está libre el jardín?

-Permítame verificar... Si.

Decidí entrar al jardín, sin paciente, solo caminar y meditar un poco en lo ajetreada que ha estado la temporada, aunque no sé si solo es eso o si tengo uno de esos extraños vacíos en el estómago, presentimiento. Me senté en medio de flores y un excelente trabajo de jardinería y decoración. Y mientras estoy buscando en mi mente algo para concentrarme, se escucha una voz cortés diciendo:

-Doctor Franco favor de comunicarse a recepción.

No sé si levantarme y correr a recepción, llamar o ignorarla, seguramente será que "alguien" ofrece algún producto y Karen pensó que podía interesarme.

- Doctor Franco favor de comunicarse a recepción.

-Mande Karen, dígame. –Dije con un tono bastante incómodo.

- "Nachito" –Dijo haciéndome señas discretas.

- ¡Nachito!, Ignacio, ¿Cómo estás?

- ¿Muy bien y usted doctor?

-Bien también, me alegra tenerte por acá... llegue a pensar que te habías ido. ¿No has pensado en dejarme tu teléfono y poderme comunicar contigo cada que sea necesario?

Platicábamos mientras caminaba a la entrada del consultorio.

-Claro doctor, lo anotare en esta hoja.

-Y bien... te escucho...

La plática giro en torno a cosas vanas, y aunque todo es importante, sentía que habíamos dado un paso atrás. "Nachito" y yo teníamos temas más serios y tenerlo aquí hablándome solo de trabajo, escuela y fiestas, no es normal. O, tal vez, solo tal vez, existe la pequeña posibilidad de que Ignacio este superando los malos ratos que está viviendo.

-Me da mucho gusto escucharte tan recuperado, ya no eres aquel niño que llegaba llorando en las primeras sesiones. Ya puedes sonreír por más tiempo. Te veo mejor, ¿Pero realmente estas mejor?

-Doctor, estoy entendiendo muchas cosas, sé que las personas critican lo que no entienden, pero como yo ya lo entendí, no los criticare. Viviré mi vida como quiera vivirla y estaré bien.

- ¡Así se habla! –No puedo negarles que escucharlo hablar así, me erizaba la piel.

En cuanto salga del consultorio les contare los detalles de su historia.

- ¿Qué quieres hacer con tu vida Ignacio?

- ¿Tan rápido tengo que decidir? –Bromeo.

-Por supuesto que no, estoy seguro que decidirás lo que sea mejor para ti y para tu familia.

- Siento que apenas di el primer paso fuera del cascaron, empiezo a descubrir que mi vida es "Touch", cuando quiero que algo pase, hago que pase. Yo decido si quiero caminar a la izquierda o a la derecha. Decido si quiero quedarme en este trabajo o no, estoy casi embriagado de tomar decisiones. Y sobre la familia... la familia no es obligatoriamente con la que naces, la familia se puede agrandar con la gente que lo va rodeando a uno.

No me sentía que estaba dando terapia. Me sentía en una charla de amigos.

-Recuerda que tienes muchas probabilidades de que los demás, incluyendo la familia, no acepten ni quieran lo que tú quieras, ni crean como tu creas, pero la decisión está en ti si quieres que te afecte o no.

- Quiero que este bien doctor. – Sonrió.

- También tu Ignacio. –Sonreí.

- Nos vemos. –Nos dimos la mano.

Si hubiera sabido que esa sería la última vez que lo vería así.

Si hubiera sabido que sus palabras y sus ojos no combinaban, esa sonrisa era forzada. Si hubiera sabido escuchar un poco más.

Te EscuchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora