Capítulo 1: La Doña María.

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Una gran cantidad de puñaladas a la puerta de madera le hacían innumerables agujeros a la misma, con una fuerza que simplemente no parecía humana; Hedd podría entenderlo si un soldado de las fuerzas especiales estuviese tratando de entrar a la habitación, pero la persona que tomaba tales acciones no era más que una muchacha del mismo tamaño que él tenía ahora en su nuevo cuerpo femenio. Tomó su cuerno con una mano, frotándolo mientras trataba de calmarse.

Tomó asiento y cruzó sus piernas mientras ladeaba la cabeza, tratando de pensar en lo que podría hacer para quitarse a esa potencial asesina de encima.

«Deberian contratarla para las Fuerzas Especiales desde ya. Sacó todos los genes dominantes de la familia de mi Padre, si es que sus cuentos de haber tenido un abuelo espía en la Segunda Guerra Mundial son reales; que lo dudo, obviamente.

Eso u mi hermana es un demonio poderoso y siempre ha querido asesinarme, tomando esta oportunidad para acabar conmigo y bañarse en la sangre de un hombre común. » Reflexionó abriendo los ojos como platos.

-¡¿QUÉ LE HICISTE A MI HERMANO?!- Vociferó la muchacha detrás de la puerta, echándole un vistazo a la muchacha que se encontraba sentada en la silla donde solía ver a su hermano normalmente. Un silencio brutal que siguió al contacto visual sólo le generó más preocupación a Hedd, quien casi podía tocar en el aire la tensión del espíritu de Lyra.

La muchacha de un cuerno se mantenía con sus piernas cruzadas de manera elegante, tocando su cuerno para así reconfortarse.

-Q-qué bonita...- Masculló la joven incapaz de moverse ante la belleza de Hedd.

La mujer de un cuerno, incluso con la distancia que había entre ella y su hermana, había escuchado claramente sus palabras, como si sus sentidos hubiesen mejorado en comparación a cuando aún su Simón Bolívar podía alzar su espada.

«Perfecto, mi hermana es lesbiana. Lo sospeché desde que le vimos el culo a la misma mujer hace un año.» Pensó rascándose el cuerno con las uñas, sintiendo un escalofrío que recorrió su espalda y le hizo tener un muy pequeño espasmo. Alejó su mano de su cuerno al darse cuenta que había usado mucha fuerza y que las terminaciones nerviosas que tenía en él probablemente eran más sensibles de lo que esperaba, por lo que lo trataría con cariño.

Se colocó de pie y empezó a caminar hacia la puerta, sintiendo cómo su hermana seguía observándola perpleja incluso hasta ese momento. Retiró el doble seguro y la abrió lentamente, esbozándole una tranquila sonrisa sin perder el cuidado que le tenía al arma blanca que Lyra cargaba en su diestra.

Su cabello rubio, casi llegando a una tonalidad blanquecina, era ondulado y llegaba hasta su espalda. Sus ojos azules como el mar se sentían sumamente profundos al tratar de verles fijamente, combinaban perfectamente con su pijama de una pieza, la cual estaba acompañada por un gorrito; su piel blanca como la nieve sumada a todos esos atributos le hacían ver como una belleza sin igual, sólo logrando ser comparada con su ahora "hermana".

Pensándolo bien, el mismo Hedd en su versión femenina tenía un aspecto más parecido a su familia que su misma hermana. «Me pregunto si la cambiaron en el hospital, o si ambos somos adoptados.»

Lyra respiró profundamente luego de haberse deleitado con la mujer de un cuerno, ruborizándose levemente por su cercana presencia. -Bueno...este...¿Y mi hermanito?- Preguntó con un tono de voz mucho más tierno del que había utilizado mientras destrozaba la puerta.

Un corto carraspeo para aclarar la garganta acompañó el estímulo del cuerno con la diestra, antes de proponerse a hablar. -Soy tu hermanito. ¿Hace poco no fuimos al hospital porque te jodieron las hemorroides? Prometimos que no le diríamos a nadie, y no lo hice. Como esa vez que tuviste una potente diarrea por días, y tuve que llegar a tu secundaria mintiéndole a tus compañeros y diciendo que en realidad tenías un ataque asmático, cuando yo siempre he sido el asmático en la familia. - Mencionó Hedd con una tierna sonrisa en su rostro, aprovechándose de cómo lucía su cuerpo en ese momento;

Desperté como... ¡¿Una reina demonio?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora