Capítulo 4 : Mi futura mujer

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Se encontraban en el apartamento del ojigris, al intentar entrar a un pequeño bar de tapas el felino había hecho caer a Laurel y todo el café había quedado impregnado en las telas de seda de una anciana respingona. Para abreviar, el centro nos sancionó por animal conflictivo y agresivo y, como solución para calmar los llantos de las dos, Owen decidió invitarles a café y pastel en su apartamento.

- Es muy espacioso _ Comentó Noeh mientras se terminaba su trozo de pastel de chocolate.

-Gracias _Dijo con una gran sonrisa, no es que tuviese la edad para vivir solo pero sus padres le habían permitido el lujo de hacerlo.

Laurel tenía la mirada perdida, no era la primera vez que se caía ni la primera en ser expulsada de un establecimiento pero si lo era en tirar todo el café sobre un montón de seda de lino para nada barata, ella sabía perfectamente que los materiales costosos no eran para malgastarlos.

El sonido del timbre comenzó a sonar -¿Nos volvimos populares o algo?- pensó Noeh, hoy era uno de esos pocos días en los que todas las personas comenzaban a cruzarse con tu pequeña existencia.

Owen se dirigió a la puerta la cual abrió enseguida, mientras tenía una larga conversación por fin el sonido del teléfono de Laurel se hizo presente, ésta se levantó mientras su expresión se tensaba -eran las 7 y media de la tarde y no había dado muestras de existencia a sus padres, los cuales, ya comenzaban a preocuparse- se apartó de la sala mientras contestaba a una madre seguramente furiosa.

En ese instante un camarero de ojos azules y un Owen de casi la misma altura aparecieron por el pasillo. El pelinegro hizo ademen de querer presentar a su amigo moreno pero al darse cuenta de la desaparición de su amiga rubia le preguntó a Noeh sobre ella.

- Sus padres, le llaman para preguntarle donde se encuentra _Dijo la morena inclinando levemente la cabeza.

El ojiazul tardo poco en reconocer a Noeh, aunque no mencionaría nada hasta ver a su futura "mujer".

- ¿Y tus padres no preguntan por ti, Noeh? _Dijo Owen algo confuso, por lo que tenía entendido, cuando vives con tus padres, les preocupa tu desaparición por largas horas.

Ella simplemente le miró antes de proceder a acariciar al gato que se encontraba ahora en sus piernas.

- Mi madre aún no ha llegado a casa, está trabajando, y si no me ve piensa que estoy con Laurel, ya es algo común... _ Musitó de mala gana, ese era un tema muy sensible para ella.

Laurel llegó con una sonrisa en la boca la cual se esfumó después de ver al guapo camarero en esa habitación.

Él le saludo con un gesto amable antes de dedicarle unas palabras que hicieron que su tez pálida pasará por todos los colores hasta detenerse en el rojo.

- Hola, futura mujer _ Comentó con algo de armonía, Owen instantáneamente lo miro incrédulo.

- ¿Futura mujer?  - Pregunto Owen algo confundido, no entendía ese cambio de personalidad en su amigo.

El asintió, por lo que pudo entender Laurel, aún él no había abierto la boca, aunque esa boca la abriría delante de ella.

- Mientras trabajaba me comentó que por una casualidad yo iba a ser su futuro marido _ Soltó bruscamente pero sin perder un tono de picardía.

El pelinegro junto con la morena comenzó a reírse sin control mientras una Laurel avergonzada mataba con la mirada a su increíble e insoportable amiga.

El manual del pendejismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora