El año pasado Ambrosse y yo tomamos el mando del equipo de fútbol y por decirlo de alguna manera, de todo el colegio. Éramos los chicos más populares, cada esquina, pasillo y salón sabía de nosotros, habíamos logrado lo imposible: convertirnos en los chicos más atléticos e 'inteligentes' de la institución, por supuesto que recibíamos ayuda para esto último, sin embargo, nunca usamos la fuerza bruta para callar a nuestros colaboradores, no, tampoco pedíamos por su silencio, simplemente nadie quería desequilibrar el status quo y estuvimos de acuerdo con eso.
Para este año todo pintó diferente, la preocupación de dejar un buen legado para nuestros predecesores y mantener esa imagen de chicos buenos nos estaba pasando cuenta de cobro: los entrenamientos aumentaron, las horas académicas eran menos y el rendimiento en ambos aspectos no debía verse afectado. No podíamos distraernos para nada, eso no se nos tenía permitido, pero con lo que no conté fue con el recuerdo recurrente de Cathe durante el verano. Una vez iniciadas las clases planeé una y mil veces intentos para hablar sobre lo nuestro y por qué no, estar juntos, pero cómo si no estuviésemos destinados a ser, ella ganó la presidencia y las oportunidades se hicieron nulas.
Y ahora estaba Ambrosse, su confesión de anoche sí que me dejó perdido ¿es el mismo chico de siempre? ¿Todo este tiempo fingió ser algo que no era? No, no y no. En algún momento de nuestras vidas pasamos por una fase en la que no sabemos que es lo que queremos o si lo que hemos conseguido nos hace feliz, lo sé por qué me pasó antes de ser capitán, no creí que lo fuese a conseguir pero una vez que pasó todo se hizo más claro y luego... me enamoré. ¿Se trataba de eso? No, nunca se alejaría del camino por eso. 'Siempre te he envidado', para mí nunca fue así, nos hemos apoyado el uno al otro incluso cuando no sabíamos que hacer, nos sentábamos en el techo de mi casa a hacer nada, hasta que nos quedábamos dormidos tal y como hicimos hoy aquí en su cuarto.
Me desperté de golpe, mi cabeza daba vueltas. Demasiada información para una noche, bajé a la cocina por un vaso de agua, ya había amanecido. Recordé que había dejado mi bolso en el comedor, fui por él y busqué mi teléfono. 15 llamadas perdidas: 10 de mamá, 3 de Jason y 2 de Dihana, si mis hermanos mayores también habían llamado, significaba que estaba en problemas y para salir de eso utilizaría mi carta maestra, marqué el número del actor ausente en las llamadas.
- Aló, buenos días.
- Buenos días papá.
- Jack... vaya, no pierdes la costumbre.
- Lo lamento.
- Ya, ya, dime que estás en casa de Ambrosse y te creeré.
- De hecho. ¿Cómo adivinaste?
- No lo hice, solo le dije eso a tu mamá para que se tranquilizara ya que solo has llevado a ese chico a casa.
- Gracias papá. Por cierto, Jason y Dihana también llamaron.
- Al parecer tu madre no cree en mí.
- Je je je
- Frank irá para allá... ¿quieres que pase inmediatamente? Debes cambiarte y llegar a clase, los puede llevar a ambos.
- Te lo agradecería mucho papá, sería perfecto...
- Me debes unas cuantas, hijo.
- ¿Te veré en la noche?
- No lo creo, sigo en Seattle...
- Ok.
- Pero llegaré para el juego ¿es el...?
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BLACKBOI
Teen FictionMás de una cuestión te puede llevar hacia adelante, pero realmente como podemos marcar el trayecto es por las decisiones que tomamos. Jonathan Ambrosse está apunto de enfrentarse a uno de los mayores retos de su vida. ¿Los sentimientos y la razón se...