Capítulo I: Un recuento de sufrir

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"Es tu culpa" "tú lo permitiste" "oh que sorpresa le arruinaste la vida a alguien más" "eres una zorra, un aprovechado nada más" "miserable" esos eran los pensamientos que rondaban por su cabeza mientras caminaba cada vez más rápido queriendo huir de aquel lugar en el cual despertó, se sentía idiota por dejarse sucumbir a algo que creía haber superado y controlado, pero nadie puede contra la naturaleza, enigmática y llena de sorpresas, haciendo lo que le place sin el consentimiento de nadie.

Solo tiene fragmentos de conciencia de lo hechos de la noche anterior, un embriagador aroma, una ansiedad incontrolable por placer, como este era calmado de la manera más vigorosa, escuchaba su voz salir sin su permiso en forma de gemidos y de suspiros, escuchaba sonidos lascivos por toda la habitación y roncos gemidos de aquella persona, y lo más impactante para el recordaba claramente como unos colmillos se incrustaban en su nuca de una manera tan exquisita y dolorosa, pero, aunque le doliera admitir estaba consciente de que se estaban dejando llevar por algo tan corriente como el instinto.

¿Qué haría? Ni el mismo lo sabía, pero a partir de allí, el tiempo como el enemigo de todo el mundo comenzó a actuar, todo paso tan rápido y sin chances a respiros impacto en él de la manera más desgarradora posible.

No tuvo oportunidad a nada, golpe emocional uno tras otros, la presión de los acuerdos, las peleas morales con esa persona a la que no debería negarle nada, pero aun así lo hizo, la soledad, la ansiedad, los trastornos, la traición y de pronto los golpes físicos sentía su ira a flor de piel, el enojo que sentía fue cambiado a miedo había olvidado la responsabilidad que llevaba consigo, y el último golpe se dio. Era muy tarde había perdido lo que él consideraba todo y se derrumbó como si de un frágil castillo de cartas se tratase.

Una rosa blanca, una lápida sin nombre y gritos desgarradores con lágrimas de arrepentimiento se hacían presentes, los días pasaban y con ello era más miserable se volvió, se desapareció del mundo, solo quería estar solo. Cada mañana se despertaba con lágrimas en los ojos, siempre el mismo sueño una hermosa niña corriendo por todo el piso y una gran sonrisa que le decía te amo. Eso era un puñal en el pecho, sin embargo, era su subconsciente que se mostraba en ese sueño lo que el más hubiese querido.

Si su yo pasado lo viera se estuviera riendo del ser patético en el que se había convertido, y es era cierto antes su imbécil era un arrogante sin remedio siendo en secreto algo totalmente diferente, un omega defectuoso. Su celo venia un día cada tres meses y se iba, era muy fácil controlarlo con supresores por lo que no era un problema, debido a su "defecto" y a lo bien que se ejercitaba por su ego, su apariencia era más de un beta fornido rozando al punto de alfa, he allí la razón de todas sus conquistas con mujeres únicamente betas, no alfas debido a que aún existía inseguridad de perder el control y dejar en descubierto su casta.

¿Por qué esconder su casta? No era fácil, nació en una época en la que recién se estaban dando los primeros levantamientos y marchas omegas, criado por un estricto alfa con el pensamiento y la rudeza de "conviértete en alguien decente e inteligente, no en un omega guiado por instinto" y cuando lo llevo a una academia de betas y omegas llego a pensar que realmente lo odiaba por el origen de su casta, su adolescencia se vio plagadas de muertes a omegas por la marchas de violencia, y en su rebeldía explotaba su cuerpo con diferentes tipos de sustancias y hábitos, supresores, anticonceptivos, drogas, alcohol, sexo, ni siquiera recordaba la cara de quien fue su primera vez y estaba tan drogado como para saber cómo se sintió, hasta que el primer golpe emocional llego sin previo aviso, sus padres habían sido asesinados.

Ella, una beta que era la única luz de su vida y sus últimas ganas de vivir y la única persona que se preocupaba por él, la primera persona que le dijo que lo amaba y que daría su vida sin importar su casta, la primera persona que estaba allí en el hospital cuando tenía sobredosis, la primera persona que le explico que tal sufrible podría ser la vida pero que al final tendría paz con la persona correcta, y con tan solo 17 años sentía derrumbarse poco a poco, no quería nada solo irse junto a esa hermosa mujer, pero tenía que despertar en la realidad. Las presiones vinieron el entierro de sus padres, la empresa que no podía heredar y por la que tanto lucho haciéndose pasar por beta, la presión social, las responsabilidades de muchos empleos en juego y tratando de madurar en el camino saco adelante la empresa de su familia.

Años pasaron, su actitud sarcástica y arrogante se hizo presente, siempre a la defensiva a los que trataban de hacerle daño y su cuerpo también tuvo cambio los inhibidores hacían su trabajo borrando de a poco los rastros de ser omega, pero la vida es una desgraciada sin control y a la edad de 34 años lo conoció a ese ser que pondría de cabeza su vida, su héroe de niño y su primer amor.

Cuando lo conoció los malos roces problemáticos, la dura tensión sexual que palpaba sus instintos, los pleitos y la confusión se hicieron presentes, pero esa ilusión se niño jamás se iría, seguiría allí como una pequeña chista que quiere darle a relucir. Ese hombre que se había convertido en una debilidad que trataba de controlar, porque cuando obviamente se peleaban o notoriamente esa persona lo rechazaba sentía su alma resquebrajarse cada vez que pasaba.

Pero ya no, no debería dejarse vencer, había pasado por muchas cosas en su vida. No se iba a dejar esta vez, iba a levantarse como siempre lo hacía, y aunque con lágrimas en los ojos trate de convencerse. Cada persona tiene un limite.

El límite de una persona (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora