5: Saturnz Barz (Spirit House)

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Nathaniel.

—¿Qué te regalaron hoy, Nathaniel?

Melody se inclinó sobre mi asiento mientras yo suspiraba dramáticamente luego de haber sido soltado por mi mejor amiga. Hoy cumplía finalmente los dieciocho años, pero lamentablemente, todavía no terminaba el instituto. Para eso quedaban todavía tres tristes meses.

—Nada —suspiré, jugueteando con mi lápiz—, mamá y papá tienen que ir a una reunión importante, así que me quedaré solo el resto de la tarde.

Ya estaba acostumbrado a ello, así que en realidad no me afectaba. Mi relación con mis padres nunca sería buena, eso ya lo tenía claro, así que con el paso del tiempo terminó de afectarme.

Pero aun así, Melody me miró con compasión.

—¿Quieres que me quede a dormir esta noche? —me preguntó sonriendo levemente.

Me encogí de hombros antes de devolverle la sonrisa picarona.

—No es necesario —le tiré la oreja, viendo su mueca—, Castiel pasará a buscarme cuando terminen las clases e iremos a darnos un revolcón a mi casa.

Vi su expresión cambiar a una de disgusto.

—¿Sigues con ese vago? —enarqué una ceja ante su obvio clasismo—. Nathaniel, Castiel no te hace bien. Al principio no me importaba demasiado porque creí que era sólo un acompañante por unas noches, pero ya llevas más de cuatro meses con él.

—Serán cinco meses la próxima semana —corregí como si nada—. Bueno, ¿y qué? Me gusta.

Me miró de forma incrédula.

No esperaba que Melody me comprendiera. Podíamos ser muy bien mejores amigos, pero había un enorme abismo que nos separaba del otro. Melody había crecido no sólo en un hogar ubicado en una posición económica buena, sino que también creció rodeada de amor y cariño: su familia era todo lo contrario a la mía, allí todo era calidez y dulzura entre ellos, así que ella nunca sintió esa soledad que parecía ahogarme cuando estaba en un hogar vacío, que aunque estuvieran mis padres allí, no había nadie que quisiera oírme.

Hasta que conocí a Castiel.

Castiel muy bien podía ser frío, sarcástico e indiferente con gran parte del mundo, pero por dentro, era todo calidez y seguridad para mí. Cuando Castiel me rodeaba con sus brazos, sabía que las cosas iban a estar bien.

Llámenlo amor o no, no me importa realmente. Castiel me quería, me daba buen sexo, alcohol y drogas. ¿Qué más podía pedir?

—Espero que ese te quiero sea de forma sexual —dijo duramente.

Me encogí de hombros.

—Bueno, ¿y a ti qué te importa? —le respondí.

—Eres mi mejor amigo.

—Entonces deberías apoyarme.

Se puso de pie, negando con la cabeza.

—Es una locura. ¿Qué crees que dirán tus padres? ¡Van a enloquecer cuando les digas! ¿O acaso piensas que ellos nunca lo sabrán?

—Claro que lo van a saber —me crucé de brazos—, pero no podrán hacer nada.

—¡Todavía vives con ellos! —su expresión cambió cuando sonreí de lado—. Oh dios, dime que no estás pensando en irte de casa.

No dije nada y gimió en voz baja, incrédula.

—Cuando termine la preparatoria me iré a vivir con Castiel—fue lo único que dije.

Born To Die || Casthaniel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora