Capítulo XXVIII

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Una bengala apareció en el cielo dando la famosa señal.

Los soldados de Naraku aparecieron tomando al rey del Norte todo esto ocurrió a puerta cerrada, sin embargó dentro del palacio había una jardín de donde vieron la bengala.

De todos lados salieron mas soldados apuntándolos, ni Koga ni Sesshumaru ni Inuyasha pudieron hacer nada.
Ante sus ojos solo siguieron arrodillados humillados frente a su peor enemigo, Kagome junto a los otros fueron sacados de ahí menos las princesas las cuales también fueron llevadas a otro cuarto.

- ¡Caminen! - un soldado empuja a kagome ya que ella miraba a su general

Ellos amarran a kagome y a la demás a uno de los pilares del palacio

- aquí se quedarán hasta saber que haremos con  ustedes  - un soldado deja de amarrarlos

- ellos son los que hirieron a Naraku - se escuchaba que murmuraban

- también se metieron en la batalla -

- al de la trenza larga le dimos una paliza -

- es ese monje -

- el monje libidinoso -

- parece no pueden hablar mejor de mi - Miroku murmura a los demás

- debemos salir de aquí - murmuró Bakotzu

- ¿como lo haremos? - Shippo salio sin dificultad

Ellos se paralizaron al verlo

- escondete enano - dijo Jakotzu intentando no gritar 

- ¿que pasa ahí? - un guardia se acerco pero Shippo alcanzó a esconderse

- que eres un imbécil - respondió Jakotzu

- ¿te crees gracioso? - el guardia lo tomo del cuello

- ¿crees que juego? - Jakotzu hablo sin miedo

- muy gracioso ahora verás - el guardia lo desamarra y se lo lleva

Kagome buscaba con su mirada alguna forma de escapar. Pero la forma de escapar había pasado frente a sus ojos y ella no se dio cuenta de aquello

Al meditarlo también empezó a insultar a los soldados a lo que ellos la desataron empujándola hasta un cuarto donde la golpean levemente.

- ¿ya no eres rudo? -

Pero mientras lo golpeaba la aventó a lo que era una mesa con espejos los cuales se rompieron esto lo tomo kagome para cortar. Las manos de kagome sangraban aun no podía cortarlas bien.

- los reinos que tu conoces dejaran de existir - hablo el soldado tomándolo del cabello

Kagome sonrió al poder mover sus manos

- eso lo veremos - kagome enterró el pedazo se vidrio a su cuello para que el se desangrara

Este intento volver a golpearlo pero kagome hizo mas cortes sobre el, para cuando intento levantarse para irse, kagome lo tiro ahorcándolo. Kagome alejo sus manos despacio dándose cuenta por primera vez era una asesina, la sangre del soldado la tenia entre sus manos y salpicada en su ropa. Kagome trago lentamente separándose y tomando su armadura.

Así es la guerra, asesinas o te asesinan

Kagome salio del lugar haciéndose pasar por un soldado hasta que llego junto a sus amigos, ella empezó a insultarlo para que este también lo hiciera y llevárselo.

- de una vez hay que asesinarlos - hablo kagome firme

- el rey Nar .... -

- el me lo a pedido debemos hacer caso - volvió a decir kagome - primero a este monje   -

Kagome se lo llevo hasta tal punto que Miroku la iba a atacar.

- espera Miroku soy yo - kagome lo intenta tranquilizar.

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- ¿no quieres entregarme la perla? - Naraku estaba frente al rey del norte

Pero este no hablo.

- vamos Sait, te lo pido de buena manera - Naraku camino de un lado a otro en el balcón del ultimo piso

- jamas lo haré, tortura me mata me destruye el palacio pero no lo encontraras - hablo Sait (rey del norte)

- ¿y si mejor destruyo tu pueblo? Sera un precio razonable - Naraku se empezó a reír

- sera lo mismo si te la doy - Sait estaba parado mientras unos guardias entraban junto a los príncipes y princesas

- me alegra que estén todos aquí - Naraku los miro con esa sonrisa que los caracteriza

- jamas podrás encontrarla - hablo Koga

- la encontrare cueste lo cueste, ustedes decidirán si la perla o su pueblo - Naraku les dio la espalada para ver el pueblo con los aldeanos que pronto supieron el accidente.

- ¿para que quieres la perla? Tienes al mejor ejercito - hablo Sesshumaru

- en eso tienes mucha razón pero ustedes son el verdadero problema, no puedo moverme con facilidad por su culpa. Para eso lo que pediré sera ser inmortal, los asesinaré y nadie podrá revelarse - Naraku se acerco a Kikyo - excepto a ti si es que aceptas la propuesta que hice y si no veras a tu amado Inuyasha en el otro mundo -

Inuyasha intento moverse pero el guardia lo tomo con fuerza.

- ¿por que hay tan pocos soldados? - murmuró Sango

- tienes razón, solo vine por una simple perla no necesito exterminar a nadie tengo a ustedes aquí ante mis pies sin su escuadrón no tengo miedo, que va, nunca les e tenido miedo - Naraku camino de nuevo al rey.

- la perla  jamás te la daré -

- eso veremos.... Aunque ya se donde esta solo quería ver si te atrevías a hablar - Naraku sonrió al momento que otros soldados entran.

- Rey Naraku ocurrió un incidente, un traidor estaba ayudando a los soldados del Oeste, los hemos asesinado a todos - hablo uno de los guaridas

- ¿un traidor? No puedo confiar ni en mis soldados ahora - Naraku los mira serio

- al parecer uno de ellos se hizo pasar por nuestros hombres - hablo otro.

- espero y allá sufrido - Naraku siguió hablando

Inuyasha al escuchar la plática rápido pensó en Ranma de seguro a el se le había ocurrido semejante estupidez. Un removimiento le llegó al pensar en sus soldados.

- ¿creyeron que no encontraría la perla? - Naraku la  saco

- es solo una de las dos - murmuro Kikyo

Naraku sonrió al sacar las otras dos

- tu .... - Sait lo miro con horror

- la vieja fue difícil de matar - Naraku mas sonrió

La impotencia era lo único que sentían todos dentro.

- solo una más y todo lo que deseé se cumplirá -

- seguirás esperando -  el soldado se abalanzó sobre el
Naraku no tuvo tiempo de reaccionar uno de los soldados se le aventó tirándolo del lugar mas alto del palacio en aquel balcón que daba al barranco. El soldado intentó arrebatar las perlas pero Naraku no se lo permitió.

Otro de los soldados al parecer estaba listo para aquello ya que al momento aventó la soga y este pudo tomar su pierna. El otro soldado volvió a intentar su objetivó pero no pudo seguir cayendo ya que solo quedó colgando viendo como caía Naraku; este sonrió y desapareció, no sin antes dejar una herida a ese soldado.

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La Guardia Del EmperadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora