Capítulo XXI

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Los recuerdos de Inuyasha provocaban tristeza, su infancia arruinada por la ignorancia de muchos, abandonado y discriminado hasta que el gran Inu No llegó por el a la aldea del sur. Podía ver que Inuyasha seguía siendo un niño, tomado de la mano de su padre, tímido y a la vez tierno. En la entrada estaba un Sesshumaru, también era un niño pero mayor que Inuyasha, este le observaba con intriga y recelo.

Los ojos grandes de Inuyasha lo observaban en el gran comedor, mientras Sesshumaru parecía fulminarlo pero así era su mirada que parecía juzgarlo incluso por respirar, en todos aquello recuerdos no volvió a ver a Inuyasha sonreir y raramente el Emperador junta a ambos para jugar y lo hacían, por momentos Sesshumaru dejaba de verlo de esa manera mientras Inuyasha admiraba mucho a su hermano mayor, su destreza en los combates siendo un niño, los sentimientos de Inuyasha cambiaban constantemente así su hermano mayor.

La escena cambió a una donde los hermanos estaban grandes, como si fueran adolescentes y Sesshumaru parecía tener el mismo comportamiento pero esta vez era aún más intenso. Los insultos indirectos que cada vez así hacía su hermano menor, Inuyasha trataba de tomarlo a bien de no darse cuenta de eso pero era algo difícil. Hasta que un día Sesshumaru cambió su forma de ser con el y su relación mejoró.

Antes de llegar a la parte de Kikyo había otra cosa que ver.

- los híbridos con el no deberían de existir, cada vez que estes con el trata lo mal trata que tu padre vea que es un error - esa persona la conocía, un Takeshi joven se paseaba de un lado a otro - debes darte cuenta que esto es una humillación, ahora resulta que están firmando los tratados con los humanos -

- padre  cedió las tierras de dragon hace mucho y ahora el tuyo se los entregará debes provocar un golpe de estado. Yo estoy a punto de terminar de convencer a todos -

- para dar el golpe final debes asesinar a tu hermano, el es el tratado de paz un híbrido, la cruza entre los dos más grandes enemigos. Así caerán los demás híbridos y la humanidad - la espada, esa espada la conocía Kagome, era la que Sesshumaru traía siempre, aquella con piedras incrustadas, más detallada, tenía un fénix ahí.

- ese simple híbrido ¿como puede significar tanto? Un sangre sucia como el no debería pasearse en mi hogar -

La escena cambió a una donde Sesshumaru observaba a Inuyasha, que parecía estar dormido, Sesshumaru sacó la espada y lo apuntó listo para atacarlo. Lo hizo.

Kagome se separó de golpe de Inuyasha asustada, todo le parecía tan real como si ella lo hubiese vivido. Inuyasha la miró confundido.

- creo que hay que regresar al castillo para demostrar a Sesshumaru lo que hemos estado practicando - camino Kagome tratando de evadir a Inuyasha.

Inuyasha la tomó de la muñeca
- no le digas a nadie lo que viste - dijo.

- no lo haré -

El la soltó, y camino detrás de ella. Ese silencio era abrumador pero para Kagome no sólo era silencio, podía escuchar su corazón latir con fuerza y que casi se le salía por la garganta. Temblaba mucho.

- ¿te ocurre algo? - Inuyasha camino antes que ella y tocó su frente - ¿estas enferma? -

Sin querer volvió a los recuerdos de Inuyasha y antes que se quitara logró ver algo, algo que la dejó perpetua.
Inuyasha la alejo golpeado su armadura.

La Guardia Del EmperadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora