Capítulo 42

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Al otro día se abre otra vez la puerta y entra mi tía, no dormí en toda la noche y siento que mis ojos me pesan mucho. Me dice que ya está todo preparado para el entierro y que me estaban esperando. Me levanto y me quedo sentada en la cama

-No voy a ir

-Amor sé que te duele pero... -la interrumpo

-Dije que no voy a ir, ellos no están muertos. Si ustedes quieren pensar eso háganlo pero te digo que no están muertos

-Emma, no te hagas esto, a mí también me duele lo que pasó pero no te encierres

-Tía, por favor quiero estar sola

-Está bien -se da la vuelta y se va

Al rato entra Olivia y me quiere convencer para que vaya a despedir a personas que no sé quiénes son

-Bella, no sos la única que está sufriendo y te entiendo por lo que estás pasando pero... -la interrumpo también

-Nadie va a entender lo que estoy pasando Olivia y ya le dije a mi tía que no pienso ir a ése lugar. Ellos no están muertos y quiero estar sola por favor

-Emma

-Basta! ¿No entienden que quiero estar sola? Déjenme en paz! No quiero saber nada de nadie! Me sacaron lo que más amaba en la vida, ¿qué parte no entienden? Váyanse a enterrar a personas que ni siquiera conocen y déjenme sola de una puta vez! -me paro y voy para el lado de la puerta y le hago seña para que se vaya. Sé que ella no tiene la culpa de esto pero quiero que se pongan en mi lugar.
Me mira y se va

Los días pasaban y yo seguía encerrada, la comida que me traían quedaba intacta, solamente tomaba agua
Mi tía vino y me dijo que se iba a hacer unas compras, que no tardaba
Fui al baño y me miré al espejo. Era un asco lo que mis ojos veían, ya no tenía ganas de seguir viviendo. Miré a un costado y había una caja con muchas pastillas, estaba a punto de tomarlas a todas pero las guardé y me dije que hablar con ella me va a hacer bien

Pedí un Uber y le dije que me lleve al cementerio. Caminé hasta donde descansaba y me senté junto a ella

-Hola mami, hace mucho no venía pero como habrás visto, no me estaba yendo nada bien. Ya terminé el colegio y estaba saliendo con un chico maravilloso que me hacía tan bien. Mis hermanos están bien, Luca está cada vez más grande y cada vez más entendido y Lola, bueno ella se está convirtiendo en una linda nena, se parece mucho a vos y a mí dice la tía Sarah. -me quedé un rato en silencio y lágrimas empezaron a caer -Te extraño mucho, no sabes la falta que me haces. Perdoname mami. No pude cumplir con lo único que me encargaste que fue cuidarlos, te fallé y no sabes lo que me duele. Es un dolor en el pecho que no lo puedo calmar por nada del mundo. Seguro estás enojada y por eso no me hablas pero te entiendo, yo también lo estaría y vine para decirte que pronto nos vamos a ver y vamos a ser muy felices los cuatro

No sentía ni siquiera el calor que estaba haciendo, por suerte justo estaba en una sombra al lado de la tumba. Saqué las pastillas de mi tía que estaban en el baño y me las puse en la palma de la mano. Miré a un punto fijo y me decía que ya no servía de nada que siga estando viva si ya no tenía a las personas que más amaba en la vida, una parte de mí se fue junto a ella hace dos años y la otra mitad se me fue hace días con ellos. Aunque me niegue a aceptar que están muertos sé que no me queda otra que aceptarlo

-Chau mami y esperame que en breve voy a estar con ustedes -me suena el celular que ni cuenta me había dado que lo traje, miré y era mi tía. Corté y volvió a llamar. Atendí

El Robo Equivocado (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora