Gajes del oficio

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y bien Kizuna ¿te gusta?

─¡si! Me encanta

Ante la tierna reacción de Kizuna le acaricio la cabeza que ahora tiene una apariencia mas simétrica ya que por fin pude terminar la diadema para Kizuna, hecha de tela y otros materiales que me encontré por ahí termine haciendo el dicho accesorio

Es extraño y a la vez relajante estar en Argaia, tal parece que llegamos un día antes de una feria o festival que celebran los habitantes, las calles en si siempre son bastante animadas pero hoy lo son aun más, gente de todo tipo convive entre sin ningún problema, incluidos los semi-humanos que también pasean por las calles sin ser discriminados lo cual es tranquilizador por que así Kizuna no tiene que esconderse pero de todos modos siempre tiene que haber alguien con ella para que no se pierda o se meta en problemas

Cada uno de nosotros se fue a disfrutar del bullicio de Argaia por su cuenta, Tania como siempre esta metida en el casino dejando vacíos los bolsillos de las personas, en cambio Eeve, por alguna razon esta participando en un concurso de comida, siendo honesto no me voy a hacer responsable si mas tarde se enferma del estómago, mientras tanto Kizuna y yo solo paseamos sin rumbo viendo cualquier cosa que nos llame la atención

Nos detenemos en un puesto cercano donde venden artículos variados como accesorios para dama o equipamiento de armas para los hombres. Solo me acerque para ver bien unos guantes de cuero que me parecieron que serían útiles al momento de usar la espada, después de comparar dichos guantes estaba por seguir mi camino pero me llamó la atención otro articulo del mismo puesto, una daga que no parece medir mas de 30 cm, una empuñadura color negro con una pequeña joya color carmesí en el centro, la hoja en cambio no tiene nada especial salvo unas extrañas runas a lo largo

─disculpe ¿que precio tiene esa daga?

─ohhh tiene una gran vista joven, descubrió uno de mis artículos mas raros, el precio es de 5 monedas de oro

Algo costoso comparado con que mi espada costo solo 5 monedas de plata, la verdad ya casi no uso dagas pero fueron la primer arma que use a la perfección y solo por eso me llamo la atención, mas bien es algo así como algo que me recordara mis primeros días aquí

─¿que tiene de especial para tener tal precio?

─un objeto runico siempre es difícil de conseguir, no culpe a un honesto comerciante

Si... No si puedas llamarte honesto con apariencia qué tienes más bien pareces un estafador profesional

Aun así ¿un objeto runico? ¿Es algo así como una cosa muy antigua? Si es así uno esperaría algo mucho más oxidado pero esta daga se ve muy brillante, casi nueva

─nada me asegura qué sea runica ¿qué tal dos de oro y cinco de plata?

─así que piensa negociar, que sean tres de oro y cinco de plata

─tres de oro, tómelo o déjelo

─muy bien chico es un trato

Sinceramente no me hubiera importado el haber pagado el precio original después de todo Tania siempre nos está trayendo más y más dinero de sus apuestas pero algo que aprendí en la Tierra es siempre regatear con los precios

Después de guardar la daga Kizuna y yo nos fuimos al parque qué parece ser es donde se está llevando a cabo el concurso de comida, bien podríamos ir a apoyar a la glotona de Eeve

La multitud en el parque es aun mayor que la de las calles, casi todos están viendo como las últimas dos personas devoran la comida que hay frente a ellos y si, tal como lo había imaginado Eeve esta entre esas dos últimas personas junto a un tipo bastante obeso, ver como esos dos comen con emoción me abre el apetito por lo que nos vamos a un puesto cercano de comida. Hemos estado caminando mucho, probablemente Kizuna este cansada así que la tomo desprevenida y la cargo hasta ponerla en mis hombros, haciendo caso omiso a sus comentarios solo sigo mi camino en dirección de algún puesto de comida

La Caída del Señor de Las BestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora