no eres el único.

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Apenas puso un pie fuera de su habitación, se arrepintió. ¿Y si le descubrían? El establecimiento estaba lleno de cámaras, por lo que había visto. A TaeYong no se le hará difícil el localizarlo, si él era como el dios de este lugar.



—Mejor me quedo aquí —dijo JaeMin, tomando de improvisto a DongHyuck, quien iba delante suyo. Se le quedó unos segundos mirándole, no entendiendo del todo al principio.



—¿Es una broma? —preguntó. Su expresión a JaeMin le asustó. Ceño fruncido, ojos inquisitivos y airados. La mano que sujetaba su muñeca se puso rígida como piedra, apretándole. JaeMin se sintió inseguro, y ahora no sabía si realmente confiar en él.



—Eh... yo... ¿no? —estaba muerto de miedo, era imposible el no balbucear. DongHyuck soltó su mano de forma brusca, como cuando se tira un montón de papeles al suelo con rabia.



DongHyuck refunfuñó, colocó ambas manos en sus caderas, y sin quitar esa mirada de odio, le retó:



—Devuélvete entonces si prefieres morir. —Aquello lo soltó tan de repente que para JaeMin fue similar a un balazo en el pecho. Esa punzada de dolor fue tan fuerte que se quedó petrificado, como si de verdad se hubiese quedado muerto por unos segundos.



El chico se acercó con paso firme hacia JaeMin, lo suficiente como para intimidarlo y demostrarle quién era el que mandaba entre ellos.



—¿Qué tanto te lavaron el cerebro? —espetó, hincando su pecho para demostrar autoridad—. Dime, ¿cuánto recuerdas de tu pasado?



—Sólo recuerdo haber estado en un accidente, y a TaeYong dándome de beber de una botella —respondió musitando. Su cabeza estaba agachada, igual que un perro regañado.



DongHyuck abrió sus ojos como si JaeMin hubiese descubierto algo nunca antes visto. El cambio de semblante fue tan drástico, que JaeMin se asustó muchísimo más.



El chico tiró su cabello hacia atrás, y rápidamente tomó las ropas de JaeMin.



—¿Accidente? ¿Qué recuerdas de ello? —preguntó de manera precipitada. Se le veía agitado, y en efecto, lo estaba. Si JaeMin era capaz de recordar el accidente, significaba que su memoria estaba volviendo, o eso se suponía.



JaeMin tardó unos segundos en responder. El corazón le palpitaba en la cabeza, y el bombeo constante le reducía el poder de la audición. No entendía del todo qué era lo que sucedía.

simon project • 00 lineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora