la libertad está a un paso, pero quien te tira las cadenas es más fuerte.

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Aquella orden le tomó desprevenido. Las palabras de DongHyuck pronunció fueron tan rápidas y repentinas que JaeMin no alcanzó a procesarlas de manera correcta. No fue hasta que, segundos después, vio que su compañero salió corriendo para hacerlo él también.



La adrenalina lo dominó, y fue por ello que logró alcanzar a DongHyuck, y obviamente, escapar de quienes le perseguían. Todo sucedió en una fracción de segundos tan corta, que JaeMin seguía algo confundido. Lo que vio, lo que oyó y lo que hizo seguía revoloteando por su mente como un gato jugando con su bola de lana.



—Ven aquí —le dijo DongHyuck, agarrándolo fuertemente del brazo—. ¿No puedes correr más rápido? ¡Estábamos en medio de una persecución! —le reprendió. JaeMin se puso rígido del susto. Fue ahí donde se bajó de la nube y se fijó en su realidad.



—Yo... este... —titubeó. DongHyuck era intimidante cuando se enojaba, no quería decir algo y hacerlo enfadar más—. ¿Dónde estamos?



Su compañero suspiró, y le dio una mirada inquisitiva al menor. JaeMin tragó saliva, sabiendo que probablemente había metido la pata. No obstante, DongHyuck respondió, esta vez más sereno:



—En una bodega. Agradece que te llevé yo de la mano, porque o si no, ya estarías encerrado de nuevo —volvió a decir, despectivo. JaeMin bajó la vista, quedándose en silencio.



Mientras tanto, ambos apreciaron ese silencio para pensar en sus propias cosas, aunque, en realidad, pensaban en lo mismo. Aquel momento en el que vieron aquello, fue realmente extraño, perturbador, y peculiar.



—¿Por qué esa cosa era igual a mí? —cuestionó DongHyuck con voz temblorosa. JaeMin percibió el sudor cayendo de sus sienes, y el temblor de sus ojos, que demostraban lo nervioso que estaba.



—No es una cosa, DongHyuck. Era alguien, y ese alguien era igual a ti —respondió con cierta tranquilidad. Él ya creía saber lo que sucedía.



Si TaeYong le curó la esquizofrenia, como él le dijo, eso quiere decir, que lo que vio antes de escapar, de verdad no era producto de su imaginación.



—¿¡Cómo eso va a ser alguien!? —exclamó, alzando la voz más de lo que debía—. Es igual a mí, JaeMin, exactamente igual a mí. Eso no es alguien, no puedes llamar persona a algo como eso.



Ahora era JaeMin el que actuaba de forma despectiva.



—Primero, te calmas —ordenó con firmeza. DongHyuck abrió los ojos, tomándolo desprevenido—. Segundo, habla más bajo que si sigues, nos encontrarán. Y tercero, sí es un humano.

simon project • 00 lineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora