PARTE SIETE

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PoV Lay

Seguía muerto de miedo cuando cerré la puerta de la habitación tras de mí.

Me acosté en la cama y abracé la almohada, debía tener en cuenta que estaba pasando lo que tanto temía. Me repetí docenas de veces que debía ser fuerte y no dejar que el miedo se apoderara de mi mente.

Estaba pasando, debía preparme más.

Dejé de pensar en eso y me concentré en algo diferente; mi habitación en el Instituto era la más grande junto con la de Chen.

En total somos 20 "alumnos" y yo soy el único que no es coreano, eso me ha traído problemas con los demás chicos, dicen que es por el favoritismo que no merezco de parte del Gran Jefe. A mi me da igual, he estado inmerso en peores cosas como para mortificarme si un par de alumnos me acosa con palabras de odio o bromas pesadas.

Puedo aguantar eso y más.

Soporto lo que me hace Sehun, lo que los asquerosos clientes me han obligado a practicar y soporto el dolor de extrañar a mi madre y a mi pequeño hermano, que me fueron arrancados para traerme aquí, a mi último destino. Sé que moriré siendo un esclavo en este lugar, si no es que Kai termina matandome antes.

Kai.

El es otro prostituto, claro, y no se ha despegado de mí desde que llegué a este sitio. Tendría yo 14 años, aún era bajito y muy delgado. No miraba a nadie a los ojos y estaba enfermo de viruela. Todos los chicos mayores de ese entonces me recibieron de buena manera, estaban al tanto de mí y me cuidaron mientras me adaptaba al lugar, todos excepto Kai, quien no me hablaba a pesar de que compartíamos habitación. Sus ojos siempre me miraron con recelo, un odio que hasta la fecha no he sabido descifrar.

Sabía que él era el responsable por las bromas pesadas que me hacían los miembros más jóvenes o las golpisas que recibía cuando íbamos a las regaderas. Yo siempre me quedé callado y aguanté todo lo que me hizo y me seguirá haciendo; poco a poco fue aumentando en sus bromas, en sus "castigos", pero se detuvo cuando descubrió la manera más fácil para sancionarme.

La primera vez que me violó fue en la madrugada. Todo el instituto dormía de un largo día de entrenamiento de defensa personal que habíamos tenido durante la tarde. Yo no tendría ni un año viviendo ahí.

Estaba tan cansado que no sentí cuando me destapó, ni cuando se subió encima de mí, sólo hasta que me puso boca abajo fue cuando reaccioné. Creía que me golpearía como siempre, pero la frialdad del lubricante que me untaba me hicieron reaccionar. Cuando me penetró, hizo callar mis gritos aplastando mi cara en la almohada. Su peso me impedían respirar correctamente y el dolor terrible de la invasión en mi cuerpo fueron suficientes para temerle hasta la fecha. Yo no era ningún virgen, ya antes me habían violado, pero no de esa manera tan sucia.

Jamás lo odié, quien sabe. Ni yo se por qué.

Esa no fue ni la primera ni la última vez ya que cada que lo deseaba, me alejaba de las personas donde fuera que estuviéramos y me obligaba a hacerlo con él, incluso hasta 2 o 3 veces al día, me llevaba de regreso a los dormitorios o me tomaba en los jardines traseros junto a los matorrales atrás de la capilla. Era un enfermo.

Me acostumbré y me hice a la idea de quedarme callado y no decirle a nadie, entonces yo era tímido y siempre he sido de ver las vejaciones que sufro como un pago por algo, ya que no poseo más que mi belleza y mi cuerpo para agradecer los favores y es cierto, nadie sabe que él y yo nos acostamos seguido. Sería una burla si ahora lo confieso después de tantos años ya que gracias a eso, dejó de golpearme.

Cuando subió mi popularidad y me apodere de los mejores clientes, cambió mi rango en el Instituto, pero de igual forma el rencor y la envidia de otros chicos. No fue diferente con Kai ya que pude ver sus celos y enojo aumentar cuando dejé de compartir habitación con él y cuando me hice tan fuerte que ya podía poner un poco más de resistencia a sus ataques, pero al menos el cariño con el que me besa continuó intacto, siendo suficiente para reconfortarme.

Hasta la fecha ha sido el único compañero que se preocupa por si ya he comido o cómo ha estado el día. A su manera y a regañadientes, pero lo hace y me gusta. Nuestra relación comenzó mal, sigue llendo mal y acabará mal. Estoy seguro que en todo este tiempo ha llegado a enamorarse de mí y es una lástima porque yo estoy podrido y será más que difícil que mi corazón se derrita por otra persona y menos por él, que es un bárbaro vestido en traje Chanel y que está tan loco que no encuentra paz alguna si no es atormentadome por alguna razón.

La vida es ruda, es cruel y no tiene piedad sobre ti. Te va aplastando hasta que sientas el frío del piso y todas tus esperanzas mueran, sólo tú decides si te dejas arrastrar o levantas la cabeza y miras a todos a los ojos sin ningún miedo.

Pero, aunque te quieras superar, siempre llegara un obstáculo y para mi ha aparecido nuevamente bajo el mismo apellido.

Podría pedir ayuda, sé que tendría a mucha gente importante para hacerlo, pero lo malo es que si comienzas la mentira, debes mantenerla hasta el final. Ahora me arrepiento por lo que hice a Sehun hacer por mí. Me iré directo al infierno por no ser más valiente.

La suerte estaba echada.

No había vuelta atrás.

PASSION FORBIDDENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora