Capítulo Dos

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Me desperté en un lugar muy, y repito, muy incómodo. Miré a mis lados y vi tierra y grama; estaba en un pastizal. Fruncí el entrecejo y me senté, a lo lejos escuché algo parecido a una estampida. Luego de mi estado de confusión, escuché una voz femenina gritándome a lo lejos.

-¡Corre chico castaño, corre rápido!- me quedé en trance, pero al ver lo cerca que venían, me levanté y corrí- ¡Al tren chico, al tren!- fuí y al llegar entré a un vagón y me metí a una caja de madera. Luego de unos minutos y de escuchar cómo el tren arrancaba, oí la voz de la chica de hace rato- Chico, ¿estás?

-Sí, aquí estoy- anuncié subiendo en la caja. Pude ver a dos chicas y a un chico. Ambas eran casi de mi altura pero, una tenía el cabello azabache con un mechón rosa suave, su vestimenta era color negra y tenía una sonrisa encantadora. La otra chica era rubia y tenía pequeños mechones castaños más su vestimenta también era negra. Por último, el chico tenía su cabello tintado de blanco y al igual que ambas, iba vestido de negro.

-Hola correprados- fruncí el ceño al escuchar al chico decir eso.

-¿Correprados?

-Sí, escapaste del batallón contra la rebelión y lo lograste, corriendo por el prado- explicó el y sonrió, volvió a hablar- Yo soy Linn, ella es Natalia- señaló a la castaña- y ella es Laura, pero, le decimos Laury. Sal de ahí y nos dices tu nombre- cuidadosamente salí de la caja y cuando los tuve a unos pasos de mi, procedí a hablar.

-Soy Jesus Mayden, pero me pueden decir simplemente Mayden- dije nervioso ante la mirada de las chicas, sus rostros eran inexpresivos pero, sus miradas dejaban mucho que decir.

-Se nota que eres extranjero, ¿De donde eres amigo?- preguntó el peli-blanco, tomando asiento en una caja.

-De Jaén- dije sentándome como indio en el suelo.

-Jaén no existe- dijo fría la rubia pero, a la vez algo dudosa, fruncí el ceño.

-Claro que sí, si yo vengo de allí. No sé ni como llegué, ni donde estoy- dije alterado y se miraron entre ellos.

-Mira chico, estás en Griseo Gramina, una isla de Fugatur Mundi- dijo ya bastante irritado, Linn.

-Es del otro lado- susurró Natalia de una manera audible para nosotros.

-¿Cómo?- dijo Laura sin entender.

-Que es de la otra dimensión, él viene de la realidad- explicó ella examinandome.

-¿Y, como puedo volver a mi dimensión?- pausé y proseguí al no ver respuesta- ¿Cómo que vengo de la realidad? ¿Esto que es?

-Esto es un sueño, nada de aquí es real regularmente, excepto hoy que has tenido un sueño lúcido. Es la primera vez que vienes aquí, deberíamos enseñarte y explicarte quienes somos- dijo Natalia.

-Entiendo que no te puede suceder nada entonces, pero ya que estás aquí deberías ayudarnos, técnicamente eres inmortal- siguió Linn.

-Somos un grupo de casi diez personas, estamos en contra del gobierno. Casi a todos los demás los mantienen drogados para que hagan lo que los del gobierno quieran, y nosotros estamos contra eso. Cada vez crecemos más y más pero, cada vez los capturan, nosotros estábamos escapando y ahora formas parte de nosotros- culminó Laura. Los miré a los tres con temor, no sabía como despertar así qué, tendría que dejar que todo fluya.

-Pasaremos aquí la noche, pónganse todos cómodos. En la caja de la esquina hay frutas y creo que en la de la derecha hay vegetales. En el otro vagón hay jugos y cervezas por si quieren tomar algo, mañana será un día largo- dijo Natalia y se recostó sobre un saco de papas, acto que Linn siguió.

-¿Te puedo hacer preguntas, Mayden?- preguntó Laura algo tímida, asentí y se sentó a mi lado. Me sonrió y comenzó el interrogatorio- ¿Cuántos años tienes?

-Veintiuno, ¿Y tú?

-Diecisiete- sonrío- ¿Cómo se siente ser de allá? Ser alguien real- preguntó emocionada.

-Normal, por lo que veo no es tan diferente acá- contesté y ambos sonreímos. Estuvimos un buen rato hablando, de repente yo estaba recostado con mi cabeza en sus piernas y ella sobaba mi cabellera castaña. De un momento a otro caí rendido y me desconecté de ese mundo.

Me levanté exaltado, ¿Qué acababa de suceder? Mi piel estaba de gallina y no entendía nada. Miré el reloj, eran las siete de la mañana. Me levanté más fuí al baño para hacer mis necesidades, al terminar me vestí y fuí a la consulta de Sonia. Cuándo llegué ella me recibió a brazos abiertos e inmediatamente procedimos a comenzar la reunión.

-¿Lograste dormir?- preguntó ella sonriendo.

-Creeme que sí- dije con algo de molestia en mi voz. Ella me miró con el ceño fruncido y procedí a hablar. Le conté con lujo de detalle todo lo sucedido en ese sueño, le describí a los tres chicos y conté hasta la conversación que tuve con la rubia. Al terminar, su expresión era atónita.

-Mayden, ¿seguro que te tomaste las pastillas que te dije?

-Sí, Sonia, sí- dije de mala manera y rodé los ojos

-Según tú, se sintió real, hacías lo que querías y decías lo que quisieras. Tuviste un sueño lúcido, algo muy raro que suceda pero, es completamente normal.

-¿No es nada malo?- pregunté con temor.

-Nada malo- dijo ella con una sonrisa y calmó mi miedo- haz un diario con tus sueños, algo elaborado y bien explicado, crea dibujos y a cada consulta lo traes- ordenó y yo asentí.

Al salir, compré una libreta para usarla como diario más fuí a trabajar como normalmente hacía. Sinceramente no pensé que esto fuera a llegar a mayores, no sabía que era lo que se aproximaba.

Lucid Dreams (#Maytalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora