Cinco

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No faltaba mucho por llegar, no sé a quién se le ocurre vivir a la otra punta de la ciudad.

Solo esperaba que NaYeon y esa chica siguieran en esa casa. Mi cuerpo hervía de tanta la furia que tenía, el pequeño anillo que llevaba me lo saqué por cualquier precaución.

Mierda, tenía tantas ganas de desquitarme con NaYeon pero por más que quisiera cometía el grave error de una posible separación. Era consciente de mis errores, también de mis actos, pero no ayudaba mucho el hecho que se fuera cada vez que peleáramos. Tenía miedo, miedo a que me dejase, esa es la razón por la cuál no me gusta ver a personas cerca suyo, temía que se fuera con la primera persona que le diera amor.

Traté de controlarme, bajé el vidrio del auto para poder respirar un poco y pensar mejor las cosas.

─ Ya haz perdido todas las cosas que amabas JeongYeon, esta es la última que queda.

Suspiré profundo y dejé escapar todo el aire, siempre hacía todo lo posible para complacer en todo a NaYeon, pero aún así por mi desconfianza siempre terminábamos peleando.

Esta por su parte se iba de casa y yo me la pasaba en un bar bebiendo.

Una noche estaba tan segada por el llanto y la culpa que se me ocurrió volver esa misma noche a casa, mi vista estaba nublada debido a las lágrimas y mis puños dolían por los golpes que le había dado a una muralla, al tratar de coger un paño que tenía detrás quité mi vista de la carretera y me desvíe del camino, por suerte no terminó nada grave, pero aún recuerdo la cara de culpabilidad de NaYeon, ella creía que todo se trataba por su culpa, aunque de cierto modo se trataba de ella pero toda la culpa caía sobre mí.

Nunca he tenido la valentía de hablar seriamente con NaYeon, por qué, la última vez que me confesé ante mi madre esta murió.

Mi familia nunca a sido de manos limpias, siempre obtenían dinero lavado, desde pequeña ví las mil y un palizas que la gente de mi padre le dan a otros y a la primera salida que encontré, me fuí de esa mansión. Siempre creí que contaría con mi madre, a la cuál siempre les contaba mis cosas, siempre creí que teníamos ese lazo de confianza, madre he hija... Recuerdo que ese día llovía, NaYeon y yo cumpliamos un año de novias y no se me ocurrió la idea de contárselo a mi madre.

Flashback ⌯

La mano de NaYeon temblaba, ambas estábamos nerviosas por la locura que se me había ocurrido pero sabía que en mi madre podía confiar.

Coloqué mi mano arriba de la suya, dejando leves cariños.

─ Tranquila, todo saldrá bién.

Me regala una sonrisa y vuelve a mirar hacía fuera. Mi madre lo entendería, estaba más que segura.

Fueron una hora de largo viaje, ya nos encontrábamos en la entrada de la gran mansión de recuerdos no muy deseados, pero teniendo a NaYeon a mi lado, sería fuerte, solo por ella.

Le dijimos al mayordomo que queríamos hablar con mi madre, este asintió y entró a la habitación para salir segundos después sediendonos el paso.

Tomé fuertemente la mano de NaYeon y entramos.

─ ¡Hija tant- ─ al ver a mi acompañante, se detuvo. ─ ¿Trajiste a una amiga?

─ Madre, te podrías sentar, necesito hablar de algo contigo.

Esta sin entender se sienta, realizando la misma acción NaYeon y yo.

─ Madre, la razón por la cuál vine hasta aquí era para darte una noticia.

fuck me, daddy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora