Una marea de emociones cruza por su mente, sus grandes ojos avellanados lucen deslumbrantes al claro de la luna.
La energía en el ambiente nocturno, mezclada con las horas de fiesta e insomnio con sus amigas, se gastan lentamente al mismo tiempo que caen las cenizas de su cigarrillo.
Aquella rutina la hace demostrar de lo que vale, sin romper el hilo de sus pensamientos, los días que le han otorgado un caracter férreo y un ser cálido y afectuoso en sus cinco sentidos.
Describe su jornada perfecta, como un día de estética, salir de fiesta y diversión en familia, con noches silenciosas, de amor propio y aceptación, la llama interminable purifica su alma, y la ilumina con intensidad e incandenscencia pasional.
Sus defectos logran hacerla más valiente, la figura de reloj de arena resplandece a un nivel mayor que una modelo de tamaño grande. La piel se mantiene suave, mientras en sus sueños se encuentra flotando, subiendo al cielo dormida en una burbuja, y el cabello ondea a la vez que ella abraza el calor reservado de su propia desnudez.
Bienaventurado sea aquel que la valore por como es, porque de él será su corazón.
Podría llegar a pensar que Dios se tomó un poco más de tiempo en crearla; un ángel curvilínea que brilla con luz propia, dejando un haz de energía pura en los corazones de quienes la aman profundamente.
A la orilla de un río que fluye en paz, mantiene su espíritu como un secreto que siempre podré guardar, o sólo manifestarlo a través del blanco papel y miradas llenas de un sentir legítimo.
Mientras pasen los años, los pequeños labios de aquel rostro perfecto de forma ovalada no dejarán de separarse para dar paso a sus más sinceras sonrisas, como propuesta a su devoción más profunda a la plena vida.
Ella es arte personificado, tengo todo el derecho de admirarla.
Brilla con luz propia.