Diez de la noche
—¿?Crees que te necesito a ti!? — Había gritado fuertemente al rostro de ella, su rostro pálido ahora completamente rojo con la rabia que recorría sus venas — ¿¡Crees que me ayudas a mejorar!? ¡¡No lo creo, porque no he conseguido mejorar ni un solo poco!!
De una manera inmediata un sinfín de lágrimas saladas resbalaron por su rostro. Su expresión llenándose de dolor por miedo: Y ella solamente lo abrazo con delicadeza, con la cara de Ichimatsu oculta en su hombro con lágrimas cayendo. Ella le acaricio la espalda con cariño, sus dedos pasando con suavidad. Lloraba por muchas razones: Miedo a perderla aun cuando no eran nada más que paciente y enfermera. Los miles de otros motivos de sus lágrimas eran cosas por las que no había llorado con anterioridad.
—Existen muchas maneras de quitar el dolor, entre ellas está la rabia. — (t/n) susurro al oído de Ichimatsu enviando escalofríos por su cuerpo — Nunca intentes ocultar tu dolor. Embotellar solo nos lleva a una explosión próxima.
—L-Lo siento...
—Está bien, está bien Ichimatsu.
Fueron unos minutos que hubiese deseado fueran horas. Pero, en un momento ella lo ayudo a recostarse mientras abandonaba el propio libro a un lado de su mesa de dormir. ¿Ella lo supo? Claro que lo supo todo el tiempo. Abandono su libro sabiendo que él lo tomaría para terminar de leerlo, que en dichos momentos iba a ayudarle. Llevaban unas buenas cantidades de páginas hasta que terminasen con la historia, pero en ese punto, era necesario que él la terminase por cuenta propia.
Así fue como lo hizo.
"Así que, si esta acaba siendo mi última carta, por favor, piensa que las cosas me irán bien, y que aun cuando no sea así, pronto se arreglarán.
Y yo pensare lo mismo de ti."
Un libro presionado contra su pecho con la atención en el techo blanco sin manchas, sintió nuevas lágrimas resbalando, como si nunca pudiesen agotarse, o era tal vez porque nunca había llorado absolutamente nada. Y aunque comenzara a dolerle la cabeza, una parte de si se sentía mucho más ligera.
Podía respirar.
Una mañana al azar se percató de una diferencia cuando caminaron hacia el lago, ella no estaba cargando con un libro nuevo. Ya se habían terminado de leer Bajo la misma estrella, y estaba esperando el siguiente libro. Aún más extrañado se sintió en el momento dado donde ella se deshizo de sus zapatos, girándose a mirarlo, alzando una de sus manos con una cálida sonrisa en su cara.
—Quítate los zapatos, y ven aquí.
Obedeció con curiosidad, coloco cada zapato junto a la silla para que no pudiese perderlos de vista. Y con mucho miedo tomo la mano de ella. A comparación de su propia mano la de ella era pequeña, delicada, e incluso emanaba una calidez agradable, su mano era fría y... parecía ser una buena sincronización de ambas manos. (t/n) tomo con seguridad su mano mientras lo obligaba a caminar hacia el lago, ambos mojando sus pies, e incluso un poco de tela de ropa cuando se adentraron lo más que pudieron, la temperatura del agua era ideal.
—Silencia tu mente, escucha las maravillas de la naturaleza.
E hizo caso nuevamente.
Quedaron en silencio, más antes de decidir mirar hacia el horizonte su mirada se desvió hacia ella. Sus ojos (c/o) brillaban mientras miraba hacia un punto que le gustaba. Su corazón se saltó un latido, quería llorar. Estaba confuso, se consideraba un monstruo... pero aquí estaba mirándola con apreciación: Le gustaba ella.
Trago saliva con nerviosismo mientras apartaba su mano de la de ella. Ni siquiera se dio cuenta que al hacer eso ella tembló, cuando Ichimatsu no estuvo mirándola ella tuvo un brillo de pena rodeando su mirada. Cada uno de ellos atrapados en propios pensamientos. Fue uno de esos motivos de porque a veces las cosas simplemente se tuercen.
—Permanece aquí cuanto puedas... un lago es tranquilizador.
Ella retrocedió permitiendo que la sensación de calor lo abandonara. Miro hacia atrás una vez viendo si ella simplemente se iría por completo, pero se quedó sentada en una de las sillas mirando hacia cualquier parte menos a él. ¿Por qué alguien como ella tendría que ser tan amable? Pensó que era un tipo de ángel que la vida le envió, pero que no la merecía en lo absoluto.
Un punto de quiebre no tardó en llegar: Fue una noche nuevamente, estaba recostado en su cama con unas ganas enormes de simplemente dormir. De calmar cada parte de sus nervios, mañana su familia lo vendría a visitar. Definitivamente, no se sentía preparado para poder ver a cada uno de sus hermanos, ni padres. Y entonces cuando la vio entrar a la habitación no es que estuviese molesto con ella, lo estaba con él mismo, más le hizo creer lo contrario.
—¿Traes otro libro estúpido? — cuestiono con voz grave, brusca, ella tembló ante el tono agresivo —. ¿Piensas que esos libros me ayudan?
(t/n) simplemente se adentró para sentarse a un lado de la cama de él.
—Sé que crees que son estúpidos, pero te dan diferentes opiniones, te ayudan.
—¿Me ayudan? — comenzó — ¿¡Me ayudan!? ¡No me ayudan ni una mierda!
—Tranquilízate Ichimatsu...
Ella deslizo su mano sobre la de él, pero tan pronto como realizo esa acción Ichimatsu agito la suya para que no pudiese tocarle. ¿Cuánto llevaban ahí? ¿Un mes? Eso era más o menos lo que ya estaban llevando en ese sitio. Un mes, y... no quería admitir que a pesar de sentirse menos mal a como lo estaba al inicio, no se sentía capaz de admitir que gracias a ella la vida parecía tener un sentido.
Y a veces los humanos tienden a confiarse de que las cosas no cambiaran. De aquí puedes gritarle a otro sin obtener consecuencias de tus actos. Todo acto tiene una consecuencia.
—¡Cállate maldita perra! ¡En ni un momento te he interesado, solo estas aquí para obtener dinero, ser otro de tus pacientes que has conseguido curar! ¡No soy nada más que eso para ti!
¿Fue demasiado lejos? Quizá, él no la vio llorar, porque ella no lloro, al menos, no en su presencia. Tampoco sintió como una parte interior de ella se agito en dolor.
—Me importas... — (t/n) susurro —.
—¡Mentirosa!
—¿Quieres que me vaya?
Se mantuvo en completo en silencio. Entonces, en un simple movimiento ella se levantó sin abandonar su libro en está ocasión. Lo llevo con firmeza entre sus brazos, Ichimatsu deseo que dejase el libro, que ella tampoco se fuese... que supiese que todo lo que decía no era porque estuviese molesto con ella. Pero ella abandono la habitación. Fue de esa forma como tampoco se enteró que estuvo hablando con la persona encargada de todo el sitio, que no pudo con este paciente.
Y a la mañana siguiente cuando Ichimatsu espero su entrada a su habitación para que ambos fuesen al lago, u otro sitio, entro una enfermera completamente diferente. Confundido se animó a preguntar prontamente que estaba pasando: —¿En dónde está (t/n)?
—Ingreso un paciente que requería de sus servicios, ella esta devuelta en el hospital.
Conocí a este ángel: Ella me enseñó a volar. Si, ella me mostro todos los colores del cielo. Así que por favor no te la lleves. Pero si lo haces...
—Pero lo hice... — susurro Ichimatsu mirando hacia el lago, queriendo sostener su mano una vez más, pasar más tiempo con ella, conociéndola... queriendo pensar si realmente le gustaba, imaginar... una vida a su lado, ¿sería lindo eso? —. Pero me la quitaron...
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Coffins {Ichimatsu Matsuno & Lectora} Finalizada
FanfictionJusto cuando las cosas finalmente iban a mi manera. Conocí a este ángel. Ella me enseño a volar. Sí, ella me mostró todos los colores del cielo. Así que por favor no te la lleves. Pero si lo haces... _____________________________________ Ichimatsu...