The lake & the book

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Una de las cosas primordiales que pasaron por su cabeza eran erróneas: Este sitio no era absolutamente nada de lo que pudiese llegar a creer. Había tantos sitios diferentes que hacían elevar el estado de ánimo como las personas como bibliotecas con frases motivadoras en las paredes sacadas de dichos libros, solo recordaba uno ahora: 'Solo quiero que sepas que eres muy especial... y que la única razón por la que te estoy diciendo esto es porque no sé si alguien alguna vez lo ha hecho.' Una parte de aquella frase le hizo sentir más calmado. No cien por ciento recuperado, pero era una buena frase. 

Obtuvo un grato desayuno compartiendo con otros pacientes. Fue una comida balanceada que le entrego energía que no tenía desde mucho tiempo atrás. En la gran parte del día no pudo verla a ella. O si lo hizo fue por un micro segundo en donde parecía estar ocupada con otras cosas. Reuniendo cosas. Y cuando estuvieron avanzando a eso de las cinco de la tarde ella decidido hacer su aparición. Un libro estaba entre sus brazos.

—¿Hola? — Menciono con voz ronca —.

—Ven conmigo.

—¿A dónde?

—Comenzaremos tu terapia.

Iba, y quería decir que no, pero ella ya había comenzado a caminar por delante de él, por lo que no tuvo más remedio que seguirla hacia donde fuese que ella estuviese yendo. Salieron por una de las puertas traseras de la casa-mansión, en donde había un jardín con flores preciosas. Y un poco más adelante un sendero que guiaba al lago.

—¿Habías estado en un sitio como este anteriormente? — Ella pregunto, sin girarse para mirarlo, solo sabía que la seguiría —.

—No...

—Llegue a este sitio cuando tenía quince.

La miro con atención a lo que ella estaba diciendo.

—Y no llegue como enfermera, si no como paciente. — Ichimatsu se quedó sin aliento — Tenía una depresión elevada al igual que tú en estos momentos. Corte mis venas, pero eso no me mato. Y un día en la azotea de casa intente salta, alguien me detuvo. Uno piensa que no hay escapatoria, y en vez de conversarlo lo guardamos... eso es peor. Este tipo de cosas deben ser habladas siempre, no temas no ser escuchado.

—¿C-Cómo saliste de eso?

—Con paciencia. Una enfermedad mental se va de forma lenta, a veces solo necesitas saber que te escuchan. Tu familia, por ejemplo, te ama, no te mandaron aquí por maldad: Te mandaron aquí porque te aman lo suficiente para que su hijo no atente contra a su vida, perder a un ser querido es uno de los peores tipos de dolores que pueden existir.

Se quedó callado mientras continuaban descendiendo lo suficiente para captar unas dos sillas acomodadas al lado del lago. Una vez que ella consiguió llegar tomo asiento esperando a que el mismo Ichimatsu se sentase en la otra silla.

—Te vi mirando la frase en la biblioteca: Las ventajas de ser invisible.

—¿Y....? Solo es una frase.

—Que me parece una excelente opción para comenzar. ¿Quieres escuchar esa historia?

—No estoy entendiendo nada. ¿No se supone que eres enfermera?

Ella soltó una risa encantadora que provoco un rubor en las mejillas de él.

—Lo soy, y si... quiero leerte libros que pienso te ayudaran.

—Como quieras.

Se acomodo en su silla mirando hacia el lago con el suave viento acariciando su cabello ahora más desordenado. Un suave sonido de hojas moviéndose le trajeron escalofríos. Nunca nadie le había leído nada, y no era como si el leyese por su cuenta cosas que no fuesen revistas, o las latas de comida para gatos.


"Solo necesito saber que alguien ahí afuera escucha y comprende y no intenta acostarse con la gente aun pudiendo hacerlo. Necesito saber que existe alguien así." Definitivamente ese no era su hermano Osomatsu.


Cuando lo que parecía ser el primer capítulo, o relato, la enfermera se quedó en silencio mirándolo. Sin hacer ni una sola pregunta, solamente mirándolo, con la espera de que fuese él quien iba a decir algo importante. Un aprendizaje tenía que haber ahí, y antes de esperarlo su lengua se movió para responder.

—¿Me estas enseñando que un suicidio, como el del amigo de Charlie... provoca dolor a sus seres queridos? — Ichimatsu espero la respuesta de ella, mirándola con nerviosismo —.

—Estuve ese día en el hospital.

El calor abandono el cuerpo de Ichimatsu, y el sudor frío bajaba por su frente.

—Un suicidio siempre va a provocar dolor, sin importar que creas que no puedes tener a nadie para hablar, si lo tienes.

—¿A qué punto quieres llegar?

—Tu familia: Te aman. Los vi llorar, los vi sufriendo por temor a que los dejaras.

—Charlie estuvo molesto porque su amigo no le hablo...

—Correcto. ¿Quieres ser escuchado? Ellos lo harán, después de todo son tu familia. Diste la primera advertencia que tomaron en cuenta. Por favor, no los apartes de tu vida cuando lo único que quieren es tenerte en sus vidas. Son lo más importante.

Y lo eran: Quizá estuvo molesto porque estaba vivo. Pero para ellos era toda una buena noticia saber que no lo perdieron. Sin notarlo, las lágrimas llevaban cayendo sin cesar durante un buen periodo en donde la enfermera únicamente parecía mirarlo con total atención, e Ichimatsu con la voz entrecortada intento hablar, sin esperar que ella lo comprendiese.

—¿P-Puedes... continuar l-leyendo?

—Tus deseos son órdenes.

Aunque antes de que (t/n) continuase con la lectura le alcanzo un pañuelo con mucho cariño. Dudoso lo acepto para permitir secar las lágrimas saladas que resbalaban por su rostro. Estaba avergonzado de ser visto llorar, pero... aunque fuese extraño la lectura podía entregarte una sensación de comprensión agradable. Que no era el único triste, con depresión intentando sobrevivir. Y si una persona tan amable como su enfermera (t/n) pudo salir adelante, ¿por qué no podría hacerlo él?

Las horas fueron pasando a una velocidad increíble, más su sorpresa fue que ni siquiera lo noto hasta que la corriente de aire se estaba haciendo más fría. Se había visto tan introducido en la historia que olvido por completo en donde estaba incluso: Charlie. Un buen nombre para un protagonista, además de que sin poder evitarlo ya parecía encariñarse con todos aquellos. Y salió de ese trance cuando ella cerro el libro no sin antes colocar un marcador azul en este.

—¿Por qué te detienes?

—Llegamos a la parte dos de la historia, se está haciendo tarde.

—¿Me dejas el libro?

Ella soltó una hermosa risa que definitivamente lo dejo en silencio sin ni una palabra. Estaba ahogándose en la sensación de hacer que ella riese. Nunca había hecho reír a una chica. Y se sentía maravillosamente bien.

—Por supuesto que no, mañana continuaremos la lectura, ¿te parece bien?

—Bien...

—De acuerdo, andando, es tiempo de la comida antes de que vayas a la cama.

—Tch... no soy un niño pequeño.

—Aquí eso no nos importa, van a la cama temprano como ordenamos.

El caminar de regreso fue mucho menos largo como lo sintió al caminar la primera vez cuesta abajo. E incluso adentrarse a la casa-mansión fue un camino corto. Además de que el aire cálido guardado dentro se sentía completamente agradable. Y todo en esa hora de comida fue como una pastilla calmante. Y mirándola desde la distancia supo que ella estaba haciendo todo lo posible para ayudarle.


Y una vez que estuvo en su cama por primera vez en mucho tiempo obtuvo un sueño calmante en donde solo se encontraba él con su familia: Plenamente felices. Nada más importaba que aquello. 


Coffins {Ichimatsu Matsuno & Lectora} FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora