Capitulo 3.- Kepler.

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¿Y qué tan lejos está, maestro alquímico?- me apresure al preguntar. <<A 1 año luz>> respondió el maestro. <<Y que es igual ¿a?>> pregunte ingenuamente. Aproximadamente <<diecisiete mil novecientos ochenta y siete millones quinientos setenta y seis mil seiscientos cincuenta metros>>.

Quede turbado unos segundos...

<<Pero en el mundo de los sueños todo será más fácil>> afirmo el maestro. << Pues solo basta desearlo para conseguirlo>>

Sujeta mi hombro dijo el maestro...

Golpeo su bastón de aletas contra una extraña fuerza donde nos manteníamos de pie... empezamos a movernos a una velocidad sorprendente, mi estómago fue quien sufrió más. Mientras viajábamos logre ver muchos planetas, muchos mundos que esperaban ser conquistados por Arthur y yo. Moría de ganas de llegar a donde Arthur y contarle toda esta locura. << De seguro él ya ha visto todo esto, pues estoy en sus sueños>>.- pensé.

Vi toda clase de planetas y mundos, unos eran planos, redondos, largos, anchos, morados, azules, amarillos y negros, algunos se parecían habitados otros al contrario, desiertos.

Paso una estrella fugaz, y no pude contenerme en preguntar.- <<maestro ¿es cierto que una estrella fugaz puede cumplirte cualquier deseo?>>

El sol alquímico lanzo una sonrisa poco peculiar.

<<Uno escoge en que creer >>.- respondió el maestro. Y el momento quedo invadido de un silencio sepulcral.

<<Ustedes los humanos siempre inventando cosas>> su tono de vos cargaba con un poco de enojo. Las estrellas fugaces son solo diminutos fragmentos de polvo provenientes de la cola del cometa <<Star Lo-Ok>> que atraviesa tu atmosfera. Star Lo-Ok da vueltas alrededor de tu sol cada 130 años.

El maestro no era cualquier sol, era el sol filosófico, el sol alquímico, pero aun así le hacía falta creer en la magia. << ¿Acaso su padre no le contaba cuentos de niño, como yo a Arthur?>> me pregunte, mientras avanzábamos.

De pronto mis ojos no podían creer lo que veían. << Es Kepler>>.-dijo el maestro.

Trague saliva...

Había dos soles alrededor de Kepler, por lo que se veía más iluminado que nuestro planeta. <<Si hay dos soles, ese planeta debe de quemar>> -me dije a mis adentros. Pero luego reaccione rápido y solté un susurro <<es el sueño de mi hijo Arthur>> <<por eso no quema>>.-reafirmo el sol alquímico.

A su alrededor flotaban dos anillos como el de Saturno. Saturno tiene un anillo a su alrededor o bueno eso es lo que me enseñaron en la primaria, pero Kepler tenía dos ¡por dios! <<Sus anillos miden 200 veces más que el anillo de Saturno>> dijo el maestro. Era bello, y por encima le cubría un poco de niebla.

Bajamos a Kepler, lo que pisaban pies no era distinto a la tierra, pero la superficie era verde, en medio había una catarata, no era agua precisamente lo que caía de allí. <<Es leche>> me dije.

<<Maestro lo estábamos esperando>> dijo una vos que venia del cielo. Una especia de ave aterrizo delante de mí y el maestro. Era un especia de <<grifo>> aquel ser mitológico del que una vez le conté a Arthur. Sus patas traseras eran peludas y de gran volumen, tenía cola y la balanceaba de un lado a otro. Las patas delanteras, en realidad tenían apariencia de garras como de ave, recubiertas de plumaje color dorado, de las cuales descendían unas enormes alas, luego con su cabeza y su gran pico. ¡Santo universo! Si era grifo, mitad águila y mitad león.

El grifo se inclinó ante el maestro.- <<veo que ha podía traer a Peter>> dijo.

<<Llévanos a donde esta Arthur por favor>>.-respondió el sol. <<Si, quiero ir a dónde está mi hijo>> dije con vos paternal. Grifo nos pidió que subiéramos a su espalda y volamos sobre Kepler encima de la cascada de leche...

Ya en la cima, lo primero que se llegaba a visualizar era un castillo, con puertas de galletas, y sus paredes de chocolate, ventanas de malvaviscos y dos torres formadas de caramelo, todo era de dulces. Estaba boquiabierto. Era como la casa de Hansel y Gretel, el cuento que le conté dos o tres veces a mi hijo... entramos al castillo lleno de azúcar, en la entrada a la sala del rey, nos recibieron dos sujetos peculiares, eran dos sujetos con cuerpo acuoso y llevaban en su rostro una máscara de media Luna.- <<las máscaras de media Luna, es para dejar muy en claro que la luna era muy importante en Kepler>> fue lo que pensé...

<<El rey espera>> dijo uno- el sol alquímico meneo su cabeza asintiendo.

Entramos y había un niño como de 9 años, su rostro se me hizo familiar, vestido idéntico al niño del cuento "niño rey" botas negras, con su traje azul, cinturón amarillo, su capa roja que al parecer arrastraba en el suelo, su espada y su corona. Sentado en un trono formado de galletas con malvaviscos, a los lados lo custodian dos Centauros. Eran muy grandes, sus cuatro patas de caballo, y su otra parte superior de humano, ambos tenían barba y cargaban consigo unos arcos y flechas. <<Arthur estaba soñando con todo lo que le contaba antes de dormir>>.- me dije orgulloso de saber que mi hijo si me escuchaba...

<<Arthur hemos traído a tu Padre para que nos ayude a salvar la Luna de tu galaxia>>.- dijo el oráculo alquímico.

Quede estupefacto por segunda vez. <<El niño que tenía ante mis ojos y que todos hasta ahora le llamaban rey de Kepler ¿es mi hijo?>>- me pregunte con los ojos saltones.

El rey se puso de pie, sonrió y dijo.- <<Padre bienvenido a Kepler el extraño mundo de los sueños, mi Mundo>>

Mientras el rey de Kepler, mi hijo me daba la bienvenida los centauros rascaron sus cascos en el piso de galleta como de afirmación y veneración al rey...

<<Estoy en Oz>>.- me dije.- y no he traído mis zapatillas mágicas...

KEPLER EL EXTRAÑO MUNDO DE LOS SUEÑOSWhere stories live. Discover now