Y que triste mirarme las piernas y ver la piel de gallina por el suave viento de la playa a las siete de la tarde.
Y que dulce cuando el motivo eran tus besos por mi cuello, tus manos calientes subiendo lentamente por mis piernas y elevandome, guiando con cuidado el placer, por si se nos va de las manos y me haces gritar mientras te corres.
Lo dicho, precioso el mar y lo que provoca.
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Ponle precio a la luna
PoetryTodo en esta vida tiene un precio pero la luna... Ella es inalcanzable para los mortales. Suerte que no soy una mas.