Nueva York I.

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Sus besos eran como vuelos de ultima hora y yo la tonta de los billetes a New York un domingo a las 8:45.

Llevaba mi maleta azul, esa que a tantos sitios me ha querido acompañar aun estando tras el escaparate de aquella tienda centrica. Me acompañaban mis gafas de sol escondiendo esas ojeras que, junto a mi sonrisa, mostraban demasiado cansancio. Las ganas insaciables por pisar aquella enorme ciudad por fin. El predesayuno de starbucks que nunca falta en cada aeropuerto que piso aunque siempre digo que sera el ultimo. Esta vez lo juro. No habra mas viajes. Este es el definitivo. Llevo el entusiasmo preciso para adaptarme a sus costumbres y el optimismo necesario para vivirlo a tope. Espero que sus habitantes me reciban como es debido tras el esfuerzo que esta experiencia supone.

El avion quiere despegar y parece disfrutar sus ultimos segundos en tierra. Se eleva. Ya no hay vuelta atras.

Yo habia enterrado mi corazon a doscientos metros bajo tierra en coordenadas desconocidas hasta por mi misma. Llegaste tú, NY, y le pusiste tantas ganas... Ni yo misma podia creerlo.

Ahora se que si no me guias pierdo el norte. Asi que conduceme por tus calles para llegar a mis destinos a salvo y muestrame tu mejor cara aunque sean dias lluviosos estos ultimos.

A.

Ponle precio a la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora