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— Descansa Jeongin.

— Buenas noches Seungmin.

Uno en la cama, otro en el piso observando desde un bajo, cada detalle de ese rostro pacífico. Quería verlo así siempre, calmado, tierno.
Siempre venía a su mente como se conocieron.

Una mañana, cuando estaba en los últimos años de primaria. Mientras caminaba por el pasillo de música para guardar su guitarra, escuchó su voz. Lo escuchó cantar una canción, que nunca se olvidaría.

Su voz en ese entonces, era tierna, aguda, melodiosa, tal vez porque era joven o porque tenía más seguridad de lo que ahora.
Preso de la curiosidad, abrió una puerta que se separó de quien en un futuro sería su preocupación, la apertura, la atención. Ahí yacía esa persona especial, arreglando sus cosas mientras cantaba.
Hubiera escuchado más, pero su guitarra raspando la parte de la puerta fue alarma para el contrario.

— Me asustaste.

— Lo siento, no quería interrumpirte. Oye, tu voz es muy bonita.

—... Gr-Gracias, pero quiero mejorar, quiero cantar para el día de las madres.

— Para tu mamá supongo.

— Sí, por primera vez vendrá; así que quiero sorprenderla.

— Estoy seguro que le gustará, me siento orgulloso, tu voz es muy bonita. — cruzando a su lado, se dirigió hacia unos estantes, dejando su guitarra ahí. Volviendo después su vista hacia ese niño, de unos ojos profundos perfectamente estirados y contorneados, mirando directamente en ellos. Sintiendo como un brote empezaba a crecer en su corazón que tal vez mucho más tarde entendería qué es lo que sentía en esos momentos.

— Me voy. — solo su voz lo sacó del fondo de sus pensamientos.

— Yo también, vamos, es hora de cerrar esto.

Saliendo, empezaron a hablar sobre sus talentos, sus inquietudes. Su amistad crecía. ¿Quién lo diría? Hasta ahora, siguen juntos.
Pero Seungmin se odiaba. Siempre quizo cuidar a ese niño.
Había tenido pensamientos y deseos que no eran propios de personas "normales". Se había enamorado de un hombre. Se había enamorado de su amigo.

Cada noche, gritaba, lloraba interna y exteriormente. Culpándose de que vez vez de solo verlo como un hermano, en lo más profundo de su corazón, se había enamorado de él.

Una abominación completa, enamorarse de un hombre y más si éste era su mejor amigo. Si se lo hacía saber, ¿sería odiado? ¿dejaría de ser su amigo? Eran muchas las preguntas que se hacía, nunca soportaría ser odiado por su amigo, no soportaría separarse de él. Se había acostumbrado tanto a él, y estaba consciente de que si un día su amigo lo sabría, a causa de sus sentimientos, se apartaría de él.
 

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— Padre, no te preocupes, lo tenemos bajo control. Sabes que esto es lo que anhele desde que llegué.

NO ME OLVIDES  •||•  HyunmininDonde viven las historias. Descúbrelo ahora