NERVIOS

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— Espero no haya pasado nada malo.

— Felizmente fuí yo.

Claro, Chan venía a una velocidad rápida debido a que iba a llegar tarde a la Academia. No contó que una niña se apareciera en su camino. Fue el impacto y el asombro, que Chan cayó de la bicicleta con tal de no hacer daño a la niña. Esta por el susto se cayó, dejando vaer cosas de sus compras.

Niña, lo siento mucho... Ven, te ayudó a levantarte.

No pensó que la niña empezaría a llorar y gritar. Chan desesperado intentó calmarla. Cuando un empujón lo sorprendió y lo hizo caer otra vez.

¿Qué le tratabas de hacer?

— Amigo, solo intentaba ayudarla...

— ¿Por qué llora? Es una niña, no tiene nada de valor.

— Es que... espera, ¿piensas que traté de robarle sus pertenencias?

— No te hagas, vete ya, vete sino quieres que te denuncie.

— Eres un idiota. Cuídala si tanto te preocupa, sino fuera yo, tal vez otro o un auto la hubiera atropellado.

Molesto se fue. El dolor y el susto había sido reemplazado por el enojo e indignación. Nunca se atrevería robar a una persona e incluso prefirió salir dañado que lastimar a esa niña.

— Hoy en día las personas están locas, Seungmin.

— Lo sé, lo sé.

El timbre sonó y ya era la hora de su entrada. Ahora los nervios se apoderaron de ellos. Con una mirada y una sonrisa, se acercaron al Salón que se les anticipó el día de su inscripción.

*****

— Otra vez solito.

— Señora Kim, hoy luce muy feliz y linda.

— Jeongin tan dulce y como siempre. Toma, toma, no quiero que te manches la ropa, ahora ve y a empezar a trabajar.

— Sí. — Jeongin asintió, se colocó el overol y empezó a ordenar laa frutas.

Consiguió un pequeño trabajo. Solo trabajaba cinco horas ayudando a una señora que había conocido en el hospital.
Su madre había sido su doctora por ende Jeongin la conocía. Y al demostrarse como un joven atento y amable, se había ganado el corazón de la señora. Además lo hacía por ayudarla, a veces se negaba en recibir paga, pero era sabido que las señoras suelen ser reacias como potros salvajes.

— Jeongin después de las frutas ayúdame a organizar los estantes con los embutidos.

— Sí, señora Kim.

Se volvió ágil con el tiempo. Los primeros días era torpe para con la distribución de las frutas. Pero con práctica los colocaba en sus estantes correspondientes a una velocidad rápida.

— Jeongin, por favor, atiende al cliente.

Apurado, se presentó y empezó a atender a una mujer vestida elegantemente, pero su cara mostraba tristeza.

— Deme una botella de agua por favor.

Jeongin un poco inquieto le alcanzó su pedido recibió la paga y se calmó. Fue su primera vez atendiendo a los clientes.
Después de que la señora apareciera, fue a seguir colocando la fruta en su lugar.

Después de unos minutos, acabó con su tarea. Se le hacía más acomodar a las frutas redondas. Pues siempre rodaban y con un simple balanceo de una las otras caían.

NO ME OLVIDES  •||•  HyunmininDonde viven las historias. Descúbrelo ahora