YunoAsu stuff

Día 1.

[Day 1]:
Childhood | Firsts.

La primera vez que Asta sintió el verdadero amor, no fue exactamente como él hubiese querido. Ni se acercaba realmente a lo que esperaba.

Ahí se percató lo que realmente la hermana hacía por él, pues lo que sentía por ella no había sido tan fuerte como lo que sentía por él. Sí, así mismo: él.

Comer juntos, bañarse juntos, reír juntos, contarse pequeños secretos que no eran la gran cosa, jugar, ir arriba del techo a mirar todo sin hacer nada... Todo eso había vuelto una agradable rutina. Después de todo, Yuno era como su hermano, y pasar el tiempo con él no era difícil. Pero todo cambió cuando se convirtieron en caballeros magicos: no se veían casi nunca, y las veces que pasaba no era por mucho tiempo, pues, por cosas de la vida, ocurrían problemas y los separaban tan rápido como se acercaban.

Fue la primera vez que se sentía tan solitario.

Es decir, tal vez haya sido la costumbre de casi 15 años de verlo todas las mañanas y noches, y que esto se haya interrumpido tan repentinamente era claro que sentiría aquel vacío.

Pero, ¿acaso Yuno también se quedaba noches enteras despierto, preguntándose cómo le habrá ido ese día, sintiendo la cama extremadamente grande, como si faltara alguien? ¿Él también querría ir hacia su guarida para verlo, y hablar como antes? ¿Estaba la posibilidad de que también lo extrañara?

No era tan valiente para preguntarle todo eso. Y por primera vez, decidió callar lo que sentía.

—¡Yuno! –Gritó Asta, corriendo hacia el nombrado. Estaba patrullando junto a Finral por la ciudad y, no sabe cómo, se dio cuenta que su cabello se podía ver entre la gente. Obviamente lo fue a saludar.

Finral inevitablemente rió, pues encontraba a su compañero muy adorable, evitando decirle: "oye, se está moviendo tu cola invisible, cálmate un poco. Es solo tu amigo".

Porque sí, luego de que Asta finalmente aceptara todos aquellos sentimientos, cada que tenía la posibilidad de hablar con o sobre Yuno, no la desperdiciada. Nadie le detenía realmente, pues, ¿cómo hacerlo si tenía esa grande sonrisa?

Asta le habló hasta por las orejas a Yuno, y este tampoco se quedaba atrás, alegrando el corazón del más pequeño de estatura. Pero no duró mucho; Klaus explicó que tenían que volver a su guarida. No tuvieron de otra que despedirse, e irse por caminos contrarios.

Por primera vez, Asta deseó una vez más con tantas ganas. No era mucho pedir verlo, hablarle y hacer lo mismo de siempre, ¿verdad?

Mas, esa misma noche, se dio cuenta de algo.

¿Qué le pasaba? ¿Realmente era él mismo? Le estaba afectando demasiado, estaba demasiado claro eso. Y, maldición, no tenía a nadie para explicarle su situación para que le ayudase.

No. Sí había alguien.

—Mmm... Verás, Asta –Comenzó Fanzell, luego de haber escuchado todo lo que había sentido Asta durante todos esos meses–... Te diré lo que es, pero sin enojarte, ¿eh?

—¡Por supuesto que no me enojaré, solo dime!

—Te gusta Yuno.

—... ¿Eh?

Sin dudas, no tenía sentido alguno. Él no había hablado nada de gustarle Yuno, ¡ni siquiera algo cercano a eso! ¿O sí? No, estaba seguro que no. ¿¡Entonces, por qué lo decía!?

Ante la cara confundida que expresaba el chico, soltó un suspiro mientras pasaba su mano por su rostro.

—Cómo explicartelo... ¿En este momento lo extrañas?