Día 7.

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¡¡ POR FAVOR, LEER LAS NOTAS FINALES !!

[Day 7]:
AU

Leopold no era idiota... Bueno... Tal vez un poco. Era idiota, pero no lo suficiente como para no darse cuenta de ciertas cosas que ocurrían a su alrededor. Podría ser un total burro en los exámenes de matemáticas, pero si se trataba de sus amigos, por favor, no duden que actuaría prácticamente como un genio.

Así que por eso estaba en esa situación de duda, con la pregunta en la lengua. Lo que miraban sus ojos, en su principio, nunca le había parecido tan extraño, pero con el pasar del tiempo algo le hizo click, y le llamó la atención del por qué de esto.

Yuno y Asta estaban sentados al frente de él muy apegados, ni siquiera el aire pasaría entre ellos. Yuno, sin decir nada, le extendió un poco de la comida de su bentou, y Asta, no sin antes sonreír levemente, abrió la boca y recibió la comida, mirándose tiernamente mientras masticaba. Tras eso, Asta siguió con lo suyo (jugar en su celular) y el pelinegro continuó usando los mismos palillos, sin ninguna reacción porque estos mismos estuvieron en contacto con la saliva del de baja estatura.

Leopold dejó a medio camino sus propios palillos y se quedó mirando a los dos chicos frente de él, de tanto rato que quedó así, el arroz cayó otra vez a su almuerzo. Ese tipo de situaciones no eran extrañas, al contrario, eran tan frecuentes que hasta parecía cotidiano ver a esos dos así de cercanos y acaramelados.

Ahí fue cuando algo sus neuronas conectaron. Cercanos... Y acaramelados.

—Asta, Yuno –Pronunció finalmente, llamado la atención de los dos–... Ustedes... Eh... ¿Son novios o algo así?

—... ¿Yuno, somos novios?

—No, no lo somos.

—Ah...

Y dejaron la conversación hasta ahí. Y otra vez vio a Yuno darle de comer a Asta, esta vez una pequeña salchicha con forma de pulpo. Vermillion pasó saliva, completamente confundido.

Ok, Leopold, pensemos más tranquilos. Ellos, por lo que sabes, se conocen desde muy pequeños. Prácticamente son como hermanos, pero no lo son. Tal vez eso de darse de comer y estar abrazados es una costumbre, debe ser eso. No existía esas cosas del amor de por medio.

Durante lo que quedaba de la hora del almuerzo, no se volvió a tocar el tema. Leopold se sentía algo apenado por haberles hecho esa clase de pregunta, pero a ellos no pareció importarles.

Ya estando en la última hora de clases, el pelirrojo no pudo prestar tanta atención pensando en cómo disculparse por el mal entendido. Era algo que su hermano, Fuegoleon, le tenía muy bien enseñado; debía disculparse.

El profesor de matemáticas, Willian, continuaba escribiendo en el pizarrón ejercicios que él realmente no entendía, tal vez debería después pedirle ayuda a Klaus-senpai, que a pesar de todo era buen tipo. Soltó un aburrido suspiro y miró hacia un lado, y esta simple acción hace que casi se cayera de su silla por lo que vio.

Él estaba en los asientos casi del fondo del lado derecho del salón, por lo cual tenía cierta visibilidad a sus demás compañeros y a las cosas que hacían. Sus dos amigos se sentaban a unos cuantos puestos más de él, juntos, y por ello se pudo percatar de qué era lo que estaban haciendo.

YunoAsu stuffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora