Día 4.

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—Hermana, ¿cuándo sé que alguien para mí es especial?

Lilly observó algo sorprendida al pequeño Asta, pensando rápidamente en dónde pudo haber tenido esa idea. Dejó la canasta de ropa hacia un lado, y se agachó para quedar cerca del menor.

—Bueno –Alargó un poco la "o", buscando las palabras correctas–... Depende del conexto. Puedes tener muchas personas especiales: familia, amigos... Uh... A-Amor.

—Hmm, sí. Pero, ¿cómo lo sé?

—Supongo que... No lo sé, solo lo sabes. Familia, porque es importante para ti. Amigos, pues confías en ellos y sabes que ellos confían en ti... Y a la persona que ames... Bueno, con solo mirarla sabrás que es especial.

Se mantuvo pensativo, mirando hacia el suelo. De repente, alzó la mirada junto a una gran sonrisa.

—¡Yuno es mi persona especial!

[ ° ° ° ]

La Hermana Lilly realmente no le tomó importancia a lo que dijo Asta. Le pareció adorable, y siguió con su trabajo sin darle muchas vueltas. Pasaron los días, y parecía que se mantuvo allí y que ya iba a pasar al olvido.

Fue hasta que algo ocurrió. Un fugaz pensamiento pasó por su mente.

"¿Cuál 'persona especial' sería Yuno?"

A simple vista, no era algo que realmente había que dudar. Pues obviamente, sería familia. Porque eso eran, familia. No de sangre, pero convivían como una. Y estaba bien con eso, le agradaba la idea de que, a pesar de todo, Asta los vea de esa forma.

Sin embargo, se dio cuenta que Asta no trataba a Yuno como a un hermano. Si no, más bien, un cercano; amigo. Y no le pareció exactamente extraño, más bien, curioso. No sería para nada raro que se tratasen de hermanos, pues crecieron como si lo fueran.

Decidió no preguntarle. Tampoco había nada de malo, no podía forzar a Asta a algo tan importante, y mucho menos hablar del padre. Eran niños, después de todo, no eran realmente conscientes de ese tipo de cosas.

O, tal vez sí.

—Asta –Escuchó la voz de Yuno desde la ventana, y dejó de lado el pelar las Nomobatatas–, e-estoy nervioso.

—¡Está bien, Yuno! No pasará nada.

La muchacha se acercó a la ventana, esperando no hacer mucho ruido. Los logró ver sentados en el tronco de un árbol, y se sorprendió al verlos... De ese modo.

No era algo así como, ¡Santo Dios!, no. Solo Asta acariciando el rostro de Yuno con mucho cuidado con sus manos, mientras que el contrario lo miraba directo a los ojos con sus mejillas sonrojadas.

—L-Lo haces muy despacio, me da cosquillas.

—Perdón, no puedo evitarlo –Soltó una pequeña risa–. Me gusta, tu piel es suave.

No dijeron más, y se preocuparon más en lo que estaban haciendo. Parecía que Yuno pronto iba desmayarse, pues con solo mirarlo se sabía que tenía su corazón apunto de salirse de su boca.

Sonrió de lado, enternecida por la escena. Quiso llamar al padre, e iba a hacerlo, hasta que, de la nada, vio cómo Asta se acercaba al rostro de Yuno, y le daba un beso. O, mejor dicho, un tope.

Permaneció en su lugar, sin darse cuenta que después de eso los dos chicos se fueron a seguir jugando con los demás niños. No supo cuánto estuvo así, pero fue el suficiente para que el padre llegase hacia allá y le pegaste el susto de su vida por su repentino: "¿¡Cómo va la cena!?"

Prefirió no comentarle nada, y se quedó observando por varios días el compartimento del albino hacia el pelinegro. Nada, no volvió a ocurrir lo mismo.

Estuvo confundida por varios días, intentando llegar a una conclusión del porqué de eso. Sin embargo, por más que pensara, no llegaba a nada.

No lo trataba exactamente como familia, ni amigo, ni amante (por así decirlo). Entonces, ¿qué? ¿Qué era Yuno para él?

Tal vez, una persona puede ser las tres al mismo tiempo.

Le sonó algo extraño, pero si con ello Asta era feliz, ella también lo estaría.

YunoAsu stuffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora