2. Perdóname

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"Todavía no ha llegado" pensó Kotonoha dudando de si vendría a clase o no. No sabía cómo afrontaría encontrarse con ella, pero tras mucha reflexión, pediría explicaciones manteniendo la calma. Acto seguido, la puerta del aula ser abrió dejando entrar a Tenshi, cogiendo la clase empezada y avanzando hacia su asiento ante la mirada de desaprobación de la profesora. Llegó, y sin decir nada, se sentó en su silla. Kotonoha la seguía con la mirada. Ambas sintieron un gran alivio de ver a la otra. Observó cómo permanecía en silencio y con la mirada puesta en el horizonte. "Lo siento" escuchó de los labios de Tenshi, susurrando. Pudo distinguir un brillo de tristeza en sus ojos, al borde de expulsar lágrimas.

"Luego hablamos" respondió mientras colocaba su mano sobre la de su amiga y le ofrecía una cálida sonrisa.

"Gracias" volvió a susurrar Tenshi sin saber bien a que se refería exactamente, dejando deslizar una lágrima por su mejilla. La clase transcurrió con normalidad.

Al llegar el descanso entre clases, Tenshi tomó a Kotonoha de la mano y la llevó hasta un lugar apartado de los pasillos, donde nadie podría escucharlas.

- Tengo que contarte toda la verdad.

Kotonoha le miraba atentamente, con una expresión neutra, expectante por oír su explicación.

- Todo sucedió hace un año. Un 5 de julio, nunca lo olvidaré. Me dirigía a mi casa, era temprano por la tarde y no había nadie en la calle. Pensé en cambiar el recorrido hasta casa para intentar llegar más temprano pero me acabé perdiendo, y entré en una extraña urbanización en la que nunca había estado. Busqué la salida pero era como un laberinto. Tuve la sensación de que estuve mucho más tiempo del que en realidad transcurrió. Intentando encontrar la salida, pregunté a una señora de aspecto pintoresco que estaba allí sentada. Me dijo que si le daba dinero me daría las indicaciones y yo me negué. ¡Maldita la hora en la que me rehusé!

Tenshi hablaba entre sollozos, intentando retener las lágrimas en sus ojos. Le costaba que no le temblase la voz.

- Me contestó que me maldeciría, que nunca volvería a amar, porque una fuerza sobrenatural dañaría la pureza de ese amor verdadero.

No pudo aguantar más y rompió a llorar.

- ¡¿Por qué no pude darle un euro?! –Exclamó Tenshi elevando su voz y tapando su cara con sus manos.

- Escúchame. –Interrumpió Kotonoha arrancando a Tenshi de la desesperación, al percatarse de que las estaban mirando.

- Dime. -Dijo sosegándose.

- Este no es momento ni lugar para hablar de esto así que si quieres, esta tarde nos vemos y me cuentas mejor las cosas.

- Vale.

Kotonoha tomo la mano de Tenshi, y acercándose lentamente hasta su oído, susurro las palabras "vamos a romper esta maldición". Palabras que entraron dentro del corazón de la oyente, resonando en todo su ser. Una luz de esperanza se abría paso ente tanta turbación. Tenshi abrió los ojos de par en par, observando a Kotonoha con un brillo de emoción en sus pupilas.

- Dime una cosa más para que me quede tranquila. Sabes si aquel fluido... ¿Es toxico? –Preguntó Kotonoha mirando a Tenshi con una sonrisa para intentar enmascarar cierta intranquilidad que habitaba en su interior.

- No, no debes preocuparte. La señora me especificó ese dato. Es inocuo para ti.

- Me he quitado un peso de encima. –Dijo Kotonoha tras suspirar.

Tenshi le lanzó una última sonrisa antes de la hora de entrar en clase llegase.

Eran las 6 de la tarde de un día de principios de septiembre. A pesar de ello, el sol se escondía tras las nubes de color gris oscuro, impidiendo el paso de su luz abrasadora. Una leve brisa soplaba calmando el calor de aquel día de finales de un caluroso verano. Sobre un banco de un pequeño y escondido parque cerca del hogar de Kotonoha, caían pequeñas gotas de lluvia.

TENTACLE DRAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora