6. En brazos de ella

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- Mañana hay examen y llevo horriblemente mal la parte práctica. –Dijo Tenshi con aflicción.

- Yo sí que lo llevo mal. –Respondió Kotonoha

- ¿Qué dices? Si los ejercicios de clase te salen muy bien

- Pero todavía tengo que estudiar un montón ese tema.

- Estoy perdidísima con esta parte del temario. ¿Te importaría explicármelo?

- No, pero no sé si mi método es el correcto. –Dudaba Kotonoha

- Seguro que lo haces mejor que yo, y ya es algo.

- Bueno, pues si quieres ven a mi casa esta tarde y lo estudiamos juntas.

- Me salvas la vida, de verdad. –Suspiró Tenshi.

Las clases concluyeron y cada una se fue a su casa a comer y a descansar. Por la tarde, Tenshi se dispuso a recorrer el largo camino hasta el hogar de Kotonoha. Eran las 6 y media de una tarde de principios de noviembre. El sol empezaba a ponerse y el viento soplaba levemente. Iba escuchando música, con sus auriculares, sin hacer caso a lo que ocurría a su alrededor. Reflexionaba sobre lo feliz que era, lo mucho que quería a Kotonoha y todo lo que tenía que agradecerle.

Cuando llegó, una Kotonoha con ropa cómoda y gafas le abrió la puerta. Estaba adorable. Una coleta baja recogía sus rizados cabellos de color burdeos. Tenshi ya la había visto varias veces asi, y por su mente se cruzó el pensamiento de que algún día vivirían juntas y ese es el look que llevaría en casa. Subieron al piso superior de su casa, tras saludar a los padres de Kotonoha, que se situaban en el salón de la planta baja viendo la televisión. Tomaron asiento en un gran escritorio, una frente a la otra.'

- Podemos hacer este ejercicio, que es un buen ejemplo del primer tipo.

- Lo que tú quieras cariño.

- No, lo que yo quiera no, estamos aquí para no perder el tiempo. –Decía Kotonoha con firmeza.

A Tenshi le encantaba la actitud seria que adoptaba cuando se trataba de los estudios. Era tan diligente y admiraba ese aspecto en ella.

A Kotonoha le fascinaba la tranquilidad con la que Tenshi se lo tomaba todo. Era difícil estresarla.

Ambas eran grandes estudiantes, y solían obtener buenas calificaciones, aunque el empeño de Kotonoha, hacía que sobresaliera por encima del resto de la clase. Tras horas repasando el temario y haciendo ejercicios, concluyeron, desviando el tema de conversación a ámbitos más ociosos. Cuando Kotonoha empezaba a hablar, no había quien la pasase, y a Tenshi le encantaba escucharla, absorta en sus palabras.

- Me voy a tener que ir ya yendo. –Concluyó Tenshi. –Seguro que están mis padres preguntándose por qué no he vuelto aun.

- No quiero que te vayas. –Contestó Kotonoha con aflicción.

Acto seguido, la madre de Kotonoha subió las escaleras.

- Tenshi, acabo de hablar con tu madre por teléfono y le he dicho que te quedas a cenar. –Anunció.

- No quiero suponer una molestia. –Respondió Tenshi.

- No supones ninguna molestia. Además, ya estamos preparando la cena.

- Pues muchas gracias.

Cuando Kotonoha vio a su madre irse, se levantó de su asiento y abrazo a Tenshi.

- ¡Bien! Un rato más a tu lado. –Celebró.

Tenshi no dijo nada. Miró a los ojos a Kotonoha durante unos segundos, ensimismada.

TENTACLE DRAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora