10. Solamente tú

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Tenshi se hallaba junto a Kotonoha, sentada en la silla que ocupaba siempre que visitaba aquella habitación de hospital.

- Kotonoha... Te dije que no podía vivir sin ti, y es verdad.

Tenshi hizo una pausa en antes de comenzar su discurso. Miro a Kotonoha. Parecía dormida. Su bellísimo rostro se ocultaba tras una mascarilla que le permitía obtener oxígeno.

- Voy a contarte cual es la maldición. Un año atrás, como bien sabes, recibí una maldición por parte de una desconocida. Me dijo que jamás encontraría el amor verdadero pues su pureza se vería dañada, puesto que un monstruo me poseería en los momentos de lujuria. Yo nunca la creí. Nunca pensé que fuera verdad, por lo que no le di importancia, y borre aquel día de mi memoria. Por este motivo, me enamore de ti, Kotonoha, sin pensar en nada más. Cuando los tentáculos aparecieron por primera vez, se me vino el mundo abajo, pues supe que la maldición era real, con todo lo que implicaba. Nunca te he dicho esto, pero he cargado con dicho peso todos estos meses. No quería que lo supieras para no condicionarte, pero no imaginé que las circunstancias fueran asi.

Tenshi cerró los ojos, organizando sus pensamientos e intentando mantener la calma. Ya lo había asumido. Sabía lo que ocurriría desde el momento del diagnóstico de Kotonoha. Llevaba más de un mes intentando afrontar su destino, por duro que fuese.

- Que sucediera esto, ya lo sabía. Sin embargo, no pensé que ocurriera tan pronto. Kotonoha... La señora dijo algo más. Dijo que si por algún casual, pudiese encontrar el amor verdadero, y éste fuese correspondido, cuando ese amor se rompa, yo seré rota con él. Como ya conoces, al final de cada encuentro sexual, de la punta de los tentáculos es expulsado un fluido. Dicho fluido, una vez fuera de mi organismo, es completamente inocuo para ambas. Pero dentro, es una especie de tóxico maligno que me devora por dentro. Todos estos datos, me los expuso bien detallados esta señora.

Tenshi intentaba que su voz no se rompiese, pero lo que estaba contando era demasiado duro.

- Nuestro amor no se ha roto. Yo te sigo queriendo y estoy segura de que tú también a mí. Pero el fluido de los tentáculos, al no tener momentos íntimos contigo, no es expulsado y se está quedando dentro de mí. De momento estoy bien, pero poco a poco me ira debilitando.

Cerro los ojos antes decir lo más complejo que podía expresar. Tomó de la mano a su amada.

- Kotonoha... Me muero.

Tras soltar estas palabras, sonrió. Colocó una sonrisa vacía en su rostro, mucho más dolorosa que cualquier lágrima. Una sonrisa que no existía, y que ocultaba un inmenso sufrimiento.

- Me quedan unos meses. Sigo con mi vida normal, pero ¿para qué? No tiene sentido estudiar. Lo hago para no preocupar a mi familia. Bastante les voy a hacer sufrir cuando me vaya. Quiero que estén conmigo el tiempo máximo, con la mejor versión de mí.

El sol entraba por la ventana de forma tenue, iluminando la blanca piel de Kotonoha. Tenshi observaba como ésta no realizaba ningún movimiento, solo descansaba sobre aquella cama de hospital.

- Los médicos han dicho que no despertarás, pero sigo sin perder la esperanza. Nunca fui feliz hasta que tú llegaste a mi vida y me duele perderte tan pronto. Sigo creyendo que abrirás en algún momento de estos meses que me quedan de vida, y volveremos a estar juntas para siempre.

Tenshi pronuncio estas últimas palabras y sin creer verdaderamente en ellas, pero una parte de su misma quería pensar en esa posibilidad.

- Al menos... Quisiera despedirme de ti.


"Kotonoha... Me muero". Aquellas palabras retumbaban continuamente en la cabeza de Kotonoha. Era como un bucle infinito en la oscuridad, una pesadilla de la que cada vez era más consciente. Esa frase cada vez se hacía más clara en su cerebro, hasta que las asoció a la voz de Tenshi, y entonces, la luz entro por sus ojos. Miles de preguntas se agolpaban dentro de sí misma. ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado? ¿Por qué no podía moverse?

TENTACLE DRAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora