Confesiones de Media noche

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Esa noche mientras los rebeldes se reconciliaban en mi habitación, en la sala se llevaba a cabo una plática sobre la ecología y el arte. Santiago era apasionado por la ecología, la importancia de la naturaleza y de cómo poco a poco vamos acabando con ella, dio varias ideas de reciclaje de lo cual no solo se plasmaba la importancia del cuidado al ambiente sino que también se podía formar arte, sin embargo no todos apoyaban su idea de la creación del arte utilizando en algún momento tubos de papel higiénico. Edgar era una de las personas que a veces solo solía centrarse en una idea o método en el cual podía trabajar bien y a su vez le diera buenos resultados, decía que no podía inspirarse a crear algo  nuevo con algo que ya fue usado, él ocupaba más de pintura, algo que naciera, algo que fuese como un pequeño crio viniendo al mundo, sin embargo Robert y yo estábamos de acuerdo con lo que mencionaba Santi.

La tarde se oscureció, como si se hubiese dejando caer lentamente un manto brillante de azul nocturno. Al abrir las ventanas de mi departamento para dejar entrar el aire otoñal se veía todo el cielo bañado en estrellas, como si en un cuadro se hubiera salpicado con una brocha que derramaba pintura blanca o un amarillo pastel.

Los rebeldes ya estaban en la pequeña sala conviviendo con nosotros, para ser cierto e increíble se estaban llevando muy bien, tan bien que Azrael se ofreció llevar a Vanessa a su casa y ella acepto con todo gusto, claro vivía a tan solo dos cuadras de donde yo, pero aceptar su sugerencia es un avance en no tener más riñas. Robert no tenia de otra más que irse solo así que le sugerí a Edgar que se fueran juntos, por un momento creí ver la molestia de Edgar en su rostro, pero quise hacer caso omiso a ello. Al final de las cervezas y las cajas vacías de pizza, todos se retiraron casi a media noche, todos menos Santiago.

Pareciese como si Edgar esperaba a que Santiago se fuera primero, de lo cual me pareció muy descortés y mal educado de su parte, por otro lado Santiago hizo una especie de trampa para todos inclusive a mí. Azrael y Vanessa fueron los primeros en retirarse, al cabo de media hora se levantó Santiago de su lugar y se despidió de Edgar y Robert, en ese momento me dejo sin palabras y me hizo sentir algo de enojo, se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla diciéndome “Nos vemos” me guiño un ojo y salió de mi departamento, así que me dispuse a limpiar la sala mientras Edgar y Robert hacían lo mismo con la cocina, no había un desastre como en otras ocasiones, así que duramos cerca de 10 min. Les dije a ambos que necesitaba descansar así que los acompañe abajo del edificio a ver como se retiraban a lo lejos caminando. En realidad ya no prestaba atención en ellos, me adentre en mis pensamientos tratando de descubrir porque Santiago me había dejado y no había querido aceptar la oferta de quedarse en mi departamento, no sería la primera vez, ni sería extraño, lo habíamos hecho otras cuantas veces cuando íbamos a la preparatoria, se quedaba en mi casa o yo en la de él. Cuando regrese a la realidad en las calles ya no había más Edgar y Roberto, así que me gire para entrar al edificio y subir a mi departamento, cuando escuche: “¿y que no me piensas invitar a entrar?, creo que nos hemos asegurado muy bien de que aquel par no se pierda en las cinco cuadras que acaban de caminar”. Entonces me gire de nuevo pero hacia un costado del edificio y ahí estaba Santiago recargado en la pared.

─ Espera, ¿cuánto tiempo llevas ahí? ─ Dije de manera totalmente sorprendida.

─ Aproximadamente desde la primera cuadra que aquellos dos caminaron. ─ me dijo sonriente y burlón a la vez.

─ ¿Y por qué no me dijiste que te quedarías?

─ Te lo dije cuando me mandaste el mensaje

─ Pero te despediste de mí, ni siquiera me habías dado razón.

─ Oh Annie, pensé que captarías el mensaje, por lo visto Edgar esperaba a que me fuera primero, así que me fui. ─ Así que yo no era la única en darme cuenta de la acción de Edgar.

─ Si también creí eso, pero no, en realidad no capte tu trampa.

─ No fue trampa, fue táctica. Sabías que cuando te pones pensativa… hablas.

─ Si claro táctica… Hey! Yo no pienso en voz alta ─  y por un momento sentí pánico de que eso fuera cierto─  ¿Qué escuchaste?

─ Decláralo Camuflaje. No, no escuche nada. Pero opino lo mismo que tú no es la primera vez que nos quedamos juntos en casa de alguno de los dos. ─ Y antes de recriminarle algo, subió a donde estaba yo, para girarme y adentrarme al edificio y nada menos que a base de empujones.

─ Santi puedo entrar sola en serio, sin necesidad que me empujes.

─ Lo sé pero quiero molestarte. ─ Mientras Santiago seguía empujándome, jugueteábamos y reíamos conforme subimos.

Al llegar por fin al departamento, sentía un dolor de estómago de tanta risa que me había provocado, Santi a su vez venia igual que yo, lo sabía al ver su rostro todo sonrojado y risueño.

─ Y dime Annabel que haremos esta noche… ─ Entonces lo mire y veía un brillo juguetón en sus ojos, es como si recordara aquellos buenos tiempos en la preparatoria. Como cuando él se dejó peinar por mí haciéndole miles de chongitos en su cabeza o como cuando él dibujaba supuestos tatuajes en mis antebrazos o mis muñecas, algunas veces en mis tobillos y solo una sola vez en el lado izquierdo de mi espalda. Fue ahí donde me di cuenta que compartía cosas un poco intimas con mi mejor amigo.

─ Annabel dime que no estás pensando cosas pervertidas para hacer, esa mirada no me dice mucho. ─ Sacándome de mi ensoñación solté una risilla de niña y le avente uno de los pequeños cojines que había en la sala.

─ En tus sueños Santiago, ¿me crees capaz de pensar cosas pervertidas hacia ti? ─

─ Si.

─ ¿Estas de broma cierto? Como crees que yo haría eso, eres mi amigo…─ entonces pensé ¿algún momento lo he hecho? Espera… ¿y él? ─ o ¿acaso tú…? ─ soltó una carcajada y me miro. ─ ¡¡Como puedes ser capaz soy tu amiga!!

─ ¿Y? eso no quita el hecho de que eres mujer y yo hombre

─ Pero que sabio me resultaste Santiago, yo no pienso cosas pervertidas contigo o de ti. Júrame que no lo has hecho.

─ Mejor pídeme que te mienta.

─ Pero cómo pudiste, cuéntame que has pensado de mi maldito sucio.

─ Ahh… pero ahora si deseas saber ¿cierto? No, no te diré es algo  P R I V A D O. ─ de manera digna se giró no sin antes resaltar la última palabra, ¿privado? Como va a ser privado si se trata de mí.

─ Pues exijo que me digas ahora, ya no es privado si es algo mío

─ No es tuyo, es mío. Además fue sin intención alguna, fue un sueño. Es todo lo que diré.

─ Ahora fantaseas conmigo, serás cabron ¿hace cuánto fue eso?

─ No importa, aunque tengo una pregunta ¿Te molesta que haya pasado? ─ Entonces mi ceño se frunció y enseguida me puso a pensar ¿en verdad eso me molestaba?

-J.J Elyn

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⏰ Última actualización: Sep 10, 2014 ⏰

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