•|Capítulo 3|•

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Amara

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Amara


Fuí una estúpida.

Lo sé.

¿Quién en su sano juicio podría sentir cariño por un humano? La respuesta es la misma de hace años. Una estúpida que no aprendió de sus errores. Una estupida que volvió a encariñarse con los humanos sin importarle poner las manos en el fuego a costa de un secreto peligroso. Yo en pocas palabras.

-Si tan solo los odiara a todos por igual, mi vida sería más fácil.- murmuro. Es momento de decir adiós a este cambio de vida número 57... otra vez.

« 8... 7...»

Suspiro melancólica. Aún recuerdo muy bien el día en que llegué a este lugar; risas y alegría por doquier, globos y fotografías. Esa mañana había sido espectacular pues no todos los días llegaba un nuevo vecino al edificio. Cuando eso sucedía era un gran espectáculo. Se organizaba una fiesta de bienvenida que tendría lugar en el lobby con decoraciones, música, comida y bailes.
Un día especial dedicado principalmente a despejarse de la vida por unos momentos... o algo así me había contado Alexis.

«...6... 5... »

Por favor tiempo, detente.
Aún no sé ni a dónde ir. Por favor.

«...4...»

Nunca creí que tendría que llegar a estos extremos, pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas. Tendré que hacerlo, escapar al único lugar donde podré mantenerme a salvo y también a mí bestia interna.

«... 3... 2...»

Tendré que huir al bosque.

«...1...»

Las puertas del ascensor se abren al tiempo que ajusto la correa de mi mochila. Es hora.

-Camina rápido y sal del edificio. Camina rápido y sal del edificio... -Susurro repitiendo aquello una y otra vez en mi mente como si de alguna forma me ayudara a escapar de este infierno.

Camino lentamente fuera del ascensor y mi visión se centra en la gran cantidad de personas que van de un lado a otro ordenando y llevando cosas con mucho apuro, debe ser una mudanza. Sonrió instintivamente con la idea de poder pasar desapercibida hasta que mi mundo se viene abajo al ver como por la puerta principal cruzan varios policías seguido de señorita brillo.
Sharon acomoda su abrigo y se dirige rápidamente a Ester, la señora de la recepción.

Maldigo en voz baja y tomo aire preparándome para salir lo más rápido posible. Sujeto mi mochila y avanzo rápidamente intentando esquivar a las personas que se atraviesan en mi camino pero mi escape es interrumpido al sentir un par de brazos rodeando una de mis piernas, bajo la mirada y es un niño de aproximadamente dos años que se aferra a mi pierna con intención de que lo agarre.
Solo diré que mi desesperación ocultó muy bien mi cara de asombro y mi instinto cruel de apartarlo. Bufé y le cumplí su deseo por 5 segundos antes de querer bajarlo pero el niño rubio al parecer tenía otras intenciones ya que llevó sus pequeñas manos a mi gorra y me la arrebató.

-No, no ca-cariño...-casi me atraganto por los nervios al ver un mechon rosa caer por mis ojos.-... esa es mi gorra bebé.

Con una mano sujeté mi gorra e intenté tironear suavemente para que me la entregue y el niño negó con el ceño fruncido. Mi rostro imitó su acción. De reojo observé como Sharon movía su cabeza desesperada señalando a la mitad de los policías para que la acompañen a lo que supongo obviamente será mi departamento, y la forma más rápida para llegar es através del ascensor. Ascensor del cual estoy a unos pasos.
Muerdo mi labio nerviosa y le tironeo mi gorra al pequeño horrible, acción que genera un puchero en su rostro. Mi sonrisa victoriosa se va desapareciendo poco a poco.

Oh... Mierda.

Su llanto agudo se hace escuchar en todo el lobby acompañándolo con pataleos y gritos. La atención se dirige rápidamente al pequeño escándalo y por consecuencia cierro los ojos al oír aquél grito agudo que retumbó en el edificio entero.



-¡Es ella!

Wolf LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora