un flechazo >> harmione

6. Besos y mortífagos

Harry decidió armarse de valor, se acercó a  se sorprendió, pero no se apartó, ya que ella, aunque Harry no lo sabía, también compartía ese sentimiento de amor que llevaba atormentándole desde principio de curso. Era un beso tierno, lento. De este pasó a uno apasionado, de necesidad. Muy a su pesar, se separaron y sonrieron.
H: Te quiero Hermione -sonríe-
Hr: Y yo Harry -sonríe-
Se dieron un largo y tierno beso y volvieron dados de la mano al castillo. Los siguientes días fueron, para Harry, los mejores de todo el curso. Pero, desgraciadamente, lo bueno dura poco. Dos semanas después del baile, cuando todos habían vuelto de sus casas, empezaron a ocurrir sucesos extraños. Esto fue acompañado de casa vez más visiones que Harry tenía de Voldemort. Un día, salió con Hermione a dar una vuelta, cuando escuchan unos pasos provenientes del bosque prohibido...
H: Has oído eso Hermione?
Hr: Sí...
H: Tienes la varita? -saca su varita y apunta en esa dirección-
Hr: No... Como íbamos a dar una vuelta...
H: Bueno, ponte detrás mía...
Hermione se coloca detrás suya, y con un nudo en la garganta, van hacia allí. Cada vez oyen los pasos más cerca... Hasta que llegan a un claro en el bosque, y los sonidos se detienen.
H: Hermione, mantente alerta... Hermione?
Harry se giró, Hermione no estaba detrás suya. Miró para delante. Un hombre alto y con máscara la sujetaba, colocándole una navaja en el cuello. Harry levantó su varita, entonces el mago le hizo un corte a Hermione en el brazo. Hermione lloraba y soltó un grito de desesperación y dolor.
¿?: Tira la varita
Harry no la tiró, era lo único con lo que podía defenderse. Entonces, el mago le volvió a poner a Hermione la navaja en el cuello. Harry, por miedo a que le hiciera más daño, la tiró. Entonces, aparecieron tres personas más igual que él. Una de ellas, cogió la varita que Harry había tirado. Estaba rodeado y sin nada con lo que defenderse. Entonces, dos de ellos se hicieron a un lado, y, con paso decidido, se acercaba a Harry... Voldemort. A Harry le empezó a arder la cicatriz, tanto que se tuvo que poner de rodillas, con las manos en la frente.
V: Harry Potter, el niño que vivió
Harry le miró con odio.
V: Te consideran un gran mago? No puedes ni proteger a los que te rodean -miró a Hermione- Sangre sucia... CRUCCIO
Hermione gritaba. Harry no podía con el dolor de su cicatriz, pero se levantó.
H: DÉJALA
V: -bajó su varita y le miró- Valiente, como tu asquerosa madre sangre sucia... -tiró a Harry al suelo y lo apuntó con su varita- Te voy a matar, Harry Potter
Entonces, de entre unos arbustos, salió un enorme perro negro. Mordió a todas las personas de las máscaras, dejándolos inconscientes, y a Hermione, tirada en el suelo. Entonces, se acercó a Voldemort. Este lo miraba. Y, de repente, se transformó en alguien humano, que le apuntó con su varita. Voldemort se transformó en una especie de humo negro y se fue. Este señor en cuestión ayudó a levantarse a Harry.
H: Gracias... Pero... Tú eres?
S: Sirius Black
El cuerpo de Harry se llenó de odio y gratitud. No sabía qué hacer.
H: Por qué... Traicionaste... A mis padres
S: Yo no fui Harry. Por qué yo, tu padrino, iba a hacerlo?
H: Mi... Padrino?
S: Sí. Yo no fui quien les traicionó. Desde que me escapé, busqué a quien había sido realmente y... Mira, lo llevo aquí
Sacó un tarro. Dentro había una rata que a Harry le sonó familiar...
H: Scabbers? La rata de Ron?
S: No es una rata, es un animago. Una larga historia... Bueno, ahora que sabes la verdad tengo que irme, no vaya a ser que me atrapen... Escríbeme Harry -le guiña un ojo, se transforma en perro, y se va-
H: Hermione -corrió hacia ella, que estaba desmayada en el suelo-
La cogió entre sus brazos y fue a intentar salir del bosque.
Hr: H-harry...?
H: Hermione, menos mal -le da un beso- Cómo estás?
Hr: M-me duele... -sacó su brazo-
Cierto, el corte. Era enorme, y perdía mucha sangre. Harry no creía que si seguía perdiendo toda esa sangre, fuese a llegar al castillo. Entonces, dejó a Hermione con cuidado en el suelo, se quitó la camiseta, y se la ató con cuidado al brazo. Eso frenaría la pérdida de sangre. La volvió a coger y la llevó al castillo.

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