O11

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La Kim buscaba a su alrededor algo con que golpearlo, hasta que halló un cuadro familiar, tal vez sería suficiente para darle en la cabeza y alejarlo

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La Kim buscaba a su alrededor algo con que golpearlo, hasta que halló un cuadro familiar, tal vez sería suficiente para darle en la cabeza y alejarlo. Tenía que arrebatarle las llaves otra correr hacia afuera.

—He quedado maravillado con tu misera existencia, ChangMin. Analicé por semanas cada uno de tus movimientos, tus comportamientos habituales y cada expresión en tu rostro. Amo cada una de tus cualidades, esas que te forman para ser quien eres.—apoyándose sobre ella, con su mano temblando tocó su rostro humedo por las lágrimas— Quiero que seas mía, para siempre.

La cicatriz que había en su frente pasando hasta el inicio de su ojo derecho le daba asco. Al instante el Min notó como su atención estaba en esa marca.

—¿Esto?—lo señaló divertido, estaba loco— Esto lo hizo mi padre cuando era un niño, dijo que yo daba asco. ¿Tú también piensas eso, mi amor? —acelerado la miraba expectante— ¿Piensas que soy desagradable, ChangMin?

—N-No.

—¡Claro que no lo piensas! Eres diferente al resto de mujeres, tú me amaras con cada imperfección. Ningún hombre apuesto te apartara de mí lado jamás.

—Estaré siempre a tu lado, YoonGi.—decía, mientras él tenía su vista en ella, la mujer estiró su otra mano a la mesa del centro, sujetando el cuadro se un firme material, con sus bordes filosos.

Bajó la vista al chándal del pelinegro, allí se mostraba un bulto en su bolsillo, era la llave.

—Yo lo sabía, eres una mujer...—por más que la viera con los ojos brillando, a ella aún le causaba asco.

Estrelló el cuadro contra su ojo, clavándole la filosa punta en este. Un grito lleno de dolor retumbó en las paredes, fue más rápida al empujarlo con su rodilla para asi tomar las llaves de su bolsillo. Corrió hacia la entrada, sintiendo su corazón latir sin frenos, nada de ella valía tanto como en esos momentos donde deseaba salir y pedir ayuda a algún vecino. Ingreso la llave en la cerradura, fue entonces que su espalda se sintió pesada, él estaba atrás de ella.

—ChangMin, no puedes dejarme.—lentamente hizo su cabeza hacia un costado. Su ojo chorrada sangre a mares, pese a eso seguía ahí, queriendo retenerla— Conozco cada una de tus acciones.

—¡Nadie me conoce tanto como yo misma, idiota! —con su codo golpeó su abdomen, al instante abrió la puerta saliendo a toda velocidad.

Sus ojos se llevaron de lágrimas cuando vio a un preocupado TaeHyung en la puerta, la recibió de brazos abiertos.

—¡TaeHyung! —exclamó, sollozando— Dios mio, ayúdame. Esta loco, era él, fue quien nos gravo todo este tiempo... —subió la vista, esperando reacción en el chico. Sonreía, viendo a YoonGi— Tae... —dio la vuelta, el Min estaba quieto— Yo...—quiso volver a huir, pero ya no había forma.

Su amigo la obligó a entrar al departamento.

Su amigo la obligó a entrar al departamento

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